La pasada semana Mediaset anunció que el martes 4 estrenaría su nueva serie estrella, 'El Príncipe'. Hasta aquí todo normal. Lo curioso de dicho anuncio fue la estrategia en que el grupo de comunicación tenía pensado presentarla al gran público: mediante un estreno multicanal. Es decir, el primer capítulo de 'El Príncipe' se emitiría simultáneamente a través de todos los canales del grupo excepto Cuatro (por ser una cadena con una audiencia suficiente como para mantener su programación habitual) y Boing (donde la serie no encajaría por su contenido y temática). De este modo, Mediaset aunaba esfuerzos para que su nuevo producto brillase en su estreno más de lo que brillaría si solo fuese estrenado en el canal principal, Telecinco.
El resultado fue todo un éxito: 5.654.000 espectadores vieron el piloto, lo que se traduce en una cuota de pantalla del 27,7%. El mejor estreno de una serie de televisión desde 'Aída', en 2005. Una vez más uno de los dos grandes grupos privados de televisión potenciaba la sinergia entre sus distintos canales para sobresalir por encima de la competencia. Una vez más... porque no es la primera. Sin ir más lejos, el pasado 17 de enero todos los canales del grupo Mediaset emitieron a las 22:30 horas un avance multicanal de la miniserie 'Romeo y Julieta'. Sin embargo, la clásica historia de amor no cautivó a la audiencia en ninguno de sus dos capítulos retransmitidos únicamente por Telecinco.
Por tanto, la emisión multicanal no es sinónimo de éxito, pero desde luego ayuda a alcanzarlo. Y no es algo que haga exclusivamente Mediaset: Atresmedia jugó todas sus cartas hace varias semanas con motivo del final de la aclamada 'El tiempo entre costuras' emitiendo en los canales del grupo contenidos relacionados en mayor o menor medida con la serie o su temática. De este modo, vimos a los protagonistas de la ficción, Adriana Ugarte y Peter Vives, charlando animadamente con Pablo Motos en 'El hormiguero', Tristán Ulloa se pasó por 'El intermedio', Nova repuso en tira vertical todos los capítulos emitidos hasta la fecha... Todo para crear en el espectador una sensación de evento único que no debe perder.
Pero ¿hasta qué punto es lícito que los grandes grupos de comunicación utilicen sus canales de este modo? Está bien que exista una cierta cohesión o cierta conexión entre los canales de un mismo grupo. Sirva como ejemplo de ello la campaña publicitaria de Atresmedia lanzada en las pasadas Navidades donde los presentadores del grupo, en un ambiente de fiesta, invitaban al espectador a cambiar a uno de los canales hermanos. Con estrategias como esta, los grandes grupos refuerzan la imagen de marca y de complementariedad entre los distintos canales, lo cual es totalmente comprensible. Sin embargo, no me parece lícito, por ejemplo, que un grupo opte por ofrecer el mismo producto en varias de sus emisoras, sea de forma simultánea o no, ya que atenta contra la variedad de contenidos que en teoría nos debe ofrecer el sistema digital terrestre.
En el momento en que se planteó la posibilidad de fusión entre diferentes grupos de comunicación, el Gobierno puso como condición que el grupo resultante de dicha fusión no podría reunir más de un 27% de cuota de pantalla entre todos sus canales. Eso fue así en el momento en que se produjeron las fusiones Telecinco-Cuatro (enero de 2011, 24,8%) y Antena 3-laSexta (octubre de 2012, 26,9%). Sin embargo, la creación de más canales temáticos en el caso de Mediaset y la recuperación en las audiencias de los canales de Atresmedia hace que hoy en día ambos grupos superen con comodidad ese 27%.
Estamos, de esta manera, ante un sistema televisivo que tiende a la duopolización en el que los dos principales grupos (Atresmedia y Mediaset) acaparan cerca de un 30% de cuota de pantalla cada uno. Ante este panorama, el tercero en discordia que tradicionalmente completaba el oligopolio, CRTVE, se ha quedado descolgado (en enero de 2014, un 16,7%) debido al menor número de canales que posee y a la pérdida de audiencia que ha sufrido en los últimos tiempos su principal canal, La 1. Las cadenas autonómicas publicadas integradas dentro de la FORTA siguen existiendo, pero tampoco son ahora una alternativa fuerte salvo excepciones como TV3, que sigue liderando en Cataluña. Y las otras alternativas privadas, Vocento y Unidad Editorial, así como los canales temáticos de pago y las autonómicas privadas, tienen poco peso en el conjunto televisivo.
Por lo tanto, en la televisión, al igual que en la selva, los grandes imponen su ley y se comen a los pequeños, pudiendo así utilizar todas las estrategias para hacerse con la presa, que en este caso es el espectador. Afortunadamente, en contra de lo que sucede en la selva, en el tema televisivo los gobiernos tienen cierta capacidad para regular algunos parámetros sobre el uso que los grandes grupos hacen de sus canales temáticos. De este modo:
1.- Se podría limitar, por ejemplo, el contenido repuesto en las cadenas pequeñas asignando un porcentaje máximo de horas diarias o semanales durante los cuales FDF, Nova, Divinity... podrían emitir contenido original de Antena 3, Telecinco, Cuatro o laSexta. Así, se garantizaría que los grupos de comunicación realizan un esfuerzo económico para dotar de programación propia a sus canales temáticos, a la vez que se asegura una pluralidad de contenidos.
2.- Se podría permitir la emisión simultánea de un mismo espacio a través de varios canales del mismo grupo durante unas pocas horas al año, de modo que se permitirían los avances multicanal como el de 'Romeo y Julieta' en Mediaset, ya que solamente tienen una duración de unos pocos minutos y apenas alteran la programación de los canales temáticos. Dentro de este apartado se podría incluir también la emisión simultánea de eventos excepcionales como el Mensaje del Rey o las Campanadas de Fin de Año. En cualquier caso, espacios que no tuviesen más de media hora de duración.
3.- Se podría desautorizar la utilización a los grandes grupos de comunicación de la denominada pauta publicitaria única, por la cual varios canales hermanos se van a publicidad a la vez con las consecuentes desventajas para el espectador (perder el hilo de una serie porque el paso a publicidad corta a un personaje en medio de una frase o en medio de una secuencia).
Son solo varios ejemplos que podrían ser objeto de debate y de modificación en caso de que se llevasen a cabo. En cualquier caso, serían pasos para salir de la situación casi duopólica que vive el sistema televisivo en abierto y garantizar la diversidad programática que debería estar asegurada por la simple existencia de diferentes canales.
2.- Se podría permitir la emisión simultánea de un mismo espacio a través de varios canales del mismo grupo durante unas pocas horas al año, de modo que se permitirían los avances multicanal como el de 'Romeo y Julieta' en Mediaset, ya que solamente tienen una duración de unos pocos minutos y apenas alteran la programación de los canales temáticos. Dentro de este apartado se podría incluir también la emisión simultánea de eventos excepcionales como el Mensaje del Rey o las Campanadas de Fin de Año. En cualquier caso, espacios que no tuviesen más de media hora de duración.
3.- Se podría desautorizar la utilización a los grandes grupos de comunicación de la denominada pauta publicitaria única, por la cual varios canales hermanos se van a publicidad a la vez con las consecuentes desventajas para el espectador (perder el hilo de una serie porque el paso a publicidad corta a un personaje en medio de una frase o en medio de una secuencia).
Son solo varios ejemplos que podrían ser objeto de debate y de modificación en caso de que se llevasen a cabo. En cualquier caso, serían pasos para salir de la situación casi duopólica que vive el sistema televisivo en abierto y garantizar la diversidad programática que debería estar asegurada por la simple existencia de diferentes canales.