En 2009 se estrenaba en La 2 “RTVE responde:
el programa de la Defensora”, un espacio en el que los espectadores podían
hacer llegar al ente público (y en concreto a la Defensora del Espectador Elena Sánchez Caballero) sus quejas sobre los contenidos y la programación
de RTVE. No sé hasta qué punto es efectivo un programa como este para que RTVE
subsane los errores cometidos y mejore su programación, pero lo cierto es que
la existencia de un formato como este se agradece.
Tanto es así que no nos vendría nada mal un “defensor/a
de la audiencia” para el conjunto de la televisión. Bueno, en realidad ya existen asociaciones que se encargan de estas funciones. No obstante, las cadenas siguen sometiendo al espectador a los vaivenes de su programación cuando debería ser el espectador
quien tuviese el poder… Sí, es cierto que los espectadores con audímetro (que teóricamente
representan a toda la audiencia) tienen el poder de decidir qué programación
gusta más o menos, pero parece que esto no es suficiente para que las empresas
de televisión respeten a los espectadores.
De este modo, recopilo a continuación una
serie de premisas básicas que a mi juicio deberían tener en cuenta los
directivos de los canales de televisión si de verdad quieren estar en contacto
con la audiencia y mantenerla contenta.
1. ¿Horario de prime time hasta la madrugada?
El horario de máxima audiencia va de las
21:00 a las 24:00 horas y tradicionalmente empezaba con un informativo y luego
seguía con una programación diferente para cada día de la semana. Esto sigue
siendo así, aunque hace unos pocos años se estableció una especie de “subfranja”
conocida como access prime time, que ocupan actualmente programas como “El Intermedio”,
“El hormiguero” o “Lo sabe, no lo sabe” y que se sitúan entre el informativo y el programa de prime time específico para cada día.
La creación del access prime time ha provocado
dos cosas: una, que el comienzo de la programación de prime time específica no
se produzca hasta las 22:30-23:00 horas; y dos, que dicha programación no acabe
en la mayor parte de los casos antes de las 24:00 y se prolongue hasta bien entrada
la siguiente franja, la del late night (sirvan como ejemplos las galas de “Gran
Hermano”, “Tu cara me suena”, “La voz”, “Tú sí que vales”, “Hay una cosa que te
quiero decir”… e incluso series como “La que se avecina”).
Pero los canales van más allá: en determinados días se "prolonga” más de lo habitual la duración del programa del access prime time con el
objetivo de que el programa posterior (a priori, el producto estrella del día) no compita frontalmente contra un programa eventual de grandes audiencias (casi siempre fútbol) emitido en un canal de la competencia. De este modo, por citar un ejemplo, los dos
últimos capítulos de la tercera temporada de “Perdidos en la ciudad” (en
Cuatro) no empezaron hasta las 23:00 horas (para evitar competir contra el
partido de Copa del Rey que se retransmitía en Telecinco) y terminaron alrededor de la 1:00.
Por tanto, sería conveniente ajustar la
programación de prime time al prime time propiamente dicho. Muchos espectadores todavía madrugan (a pesar de los altos niveles de desempleo) y no pueden
permitirse quedarse hasta las tantas viendo su programa favorito. Sí que es
cierto que podemos recurrir a las reposiciones (de las que hablaré más
adelante) o al servicio “a la carta” en Internet…, pero de esta forma se
pierde la magia del directo, esa emoción de vivir en directo lo que se está produciendo y no esperar a que te lo cuenten al día siguiente.
2. ¿Capítulos de 2 horas?
Una queja habitual entre algunos espectadores
es la excesiva duración de los capítulos de las series españolas (por lo
general, de hora y media de duración más media hora de publicidad). Esto se debió en los últimos años a que las cadenas de
televisión querían cubrir con un mismo producto las 2 horas que quedaban después del informativo
nocturno.
Lo malo es que esta duración de los capítulos afecta
muchas veces al ritmo de la serie y al propio argumento. Si las series españolas quieren cumplir con los estándares temporales autóctonos, han de enrevesarse más que las series de otros países, cuyos capítulos son de una hora. Esto provoca que una
parte de la audiencia se aburra y cambie de canal (o directamente apague la televisión).
Por lo tanto, quizás es necesario un cambio en la mentalidad de los directivos de televisión (y también de los espectadores) para aceptar series españolas con una duración más corta.
Por lo tanto, quizás es necesario un cambio en la mentalidad de los directivos de televisión (y también de los espectadores) para aceptar series españolas con una duración más corta.
3. ¿Este capítulo no es repetido?
Ya se sabe que el contexto económico en el
mundo audiovisual es difícil y que hay que abaratar costes. Seguro que esta es
la principal razón por la que los canales de televisión tienden a emitir una y
otra vez sus productos estrella. Es un claro ejemplo de esto el Grupo Antena 3: Neox repite hasta la saciedad sus comedias vespertinas y el canal principal lleva años emitiendo los mismos episodios de "Los Simpson". El grupo Mediaset también recurre mucho a las reposiciones para cubrir la parrilla de sus canales (basa la programación de FDF en un bucle constante de "La que se avecina" y "Aída") e incluso posee no uno sino DOS canales basados en su mayor parte en reposiciones (La Siete y Nueve).
La jugada puede salirles bien (por ejemplo, con "La que se avecina") pero, por lo general, a largo plazo los mismos episodios una y otra vez pueden acabar cansando a la audiencia ("pan para hoy y hambre para mañana").
4. "A continuación, otro capítulo"
Otra de las costumbres de la televisión en
España es la programación de varios capítulos seguidos de una misma serie o
programa (programación vertical). Hasta hace poco, laSexta era un canal que completaba su parrilla a
base de programar hasta tres y cuatro capítulos seguidos de “Bones” o “Navy:
Investigación Criminal” a diario.
Esta práctica se da no sólo en prime time con
series como “Mentes criminales” o “El mentalista”, sino también en otras
franjas como la sobremesa (“Castle” y “Bones”) y, hace un
tiempo, también por la mañana con “Alerta Cobra” y “Crímenes imperfectos”. Y no se
produce únicamente en canales generalistas sino también en los llamados
canales temáticos (“Anatomía de Grey”, “Los Simpson”, “Modern Family”, “CSI” o “Callejeros
Viajeros” son algunos ejemplos de esta programación vertical en TDT).
5. Cambios de programación de última hora
El pasado mes de enero saltaron chispas entre
Antena 3 y Telecinco: las dos lucharon cuerpo a cuerpo por ganar el mes. Para
ello, los espectadores hemos tenido que sufrir algún que otro cambio de
programación inesperado, que puso de manifiesto una vez más que lo primordial para
las empresas de televisión es ganar al competidor antes que tener piedad del
espectador, que dentro de poco se verá obligado a mirar la guía electrónica de programación hasta para saber a qué hora dan "El tiempo".
Las empresas de televisión deberían darse de
cuenta de que el telespectador puede tanta
inestabilidad programática. Deben cuidarlo y agradecerle de algún modo su fidelidad.
6. "Publicidad 3.0"
¡Qué bien y qué moderno suena eso del 3.0! En realidad se trata de la estrategia que utilizan los dos grandes grupos televisivos de España
(Antena 3 y Mediaset) por la cual han unificado las pautas de publicidad para
todos sus canales, de modo que varios canales del grupo emiten publicidad a la vez. Esto ha acarreado que en los canales secundarios (es decir, en los
surgidos con la TDT) el corte a publicidad se dé en medio
de una secuencia, lo cual no es plato de buen gusto para ningún telespectador. Esta
estrategia supuestamente beneficia económicamente a las empresas televisivas,
pero le dificulta al espectador un buen seguimiento del programa que está
viendo y, de forma indirecta, daña la imagen del canal.
En este punto se podría hacer mención también
al excesivo volumen de publicidad que hay que soportar en la mayoría de canales. Y además en múltiples formas: rótulos sobreimpresionados, pantallas que se mueven para recordarte que mañana se estrenará X programa, los propios presentadores hablando maravillas de un producto...
Tanto el Grupo Antena 3 como Mediaset han intentado “mitigar” la pesadez publicitaria ofreciendo
cortes en pequeñas píldoras (los famosos “Volvemos en 6 minutos”).
Poco se puede hacer ante eso: hay que tener en cuenta que estas televisiones son empresas privadas y que, como tal, buscan un beneficio económico.
Poco se puede hacer ante eso: hay que tener en cuenta que estas televisiones son empresas privadas y que, como tal, buscan un beneficio económico.
7. Información... ¿objetiva?
Cada medio de
comunicación (ya no sólo en televisión sino también en radio, prensa, Internet…)
tiene una línea editorial, una ideología que determina en parte el tratamiento
de la información, convirtiendo así la objetividad informativa en una verdadera
utopía. No obstante, las televisiones en general deberían revisar los
contenidos de sus programas informativos así como el enfoque que les dan.
Este punto adquiere mayor importancia en el
caso de las televisiones públicas. Los espectadores, ya no sólo como
espectadores sino también como ciudadanos, no debemos permitir que las
televisiones públicas sean las televisiones del gobierno de turno. Las emisoras
públicas tienen que ser medios independientes y todo un ejemplo a seguir de máximo
acercamiento a la idea utópica de la objetividad. Sólo de esta manera las
televisiones públicas (tanto estatales como autonómicas) podrán recuperar la
credibilidad que parece que están perdiendo de un tiempo a esta parte.
8. I + D + I-TV
8. I + D + I-TV
Las televisiones se aferran a los programas y
a las fórmulas que saben que les funcionan y apenas dan margen a las nuevas
propuestas, a la creatividad. Seguramente el contexto económico que vive el
medio en la actualidad tiene mucho que ver en este aspecto. Sin embargo, siempre
es bueno y positivo que se fomente la innovación, la interactividad, los nuevos
creadores... En definitiva, nuevas fórmulas. Y más ahora, con tanta diversidad
de canales.
En realidad, en este caso se podría sustituir
“diversidad” por “cantidad”. Es cierto que tenemos muchos canales, pero algunos
de ellos reinciden en un tipo de programación o en un tipo de canal ya
existente. Este aspecto se podría mejorar (como ya he hablado hace un tiempo en este blog).
Los canales generalistas, muy precavidos, recurren entonces a fórmulas muy parecidas entre sí que no dan lugar a la diversidad. Un claro ejemplo de ello son las sobremesas del fin de semana, en que La 1, Antena 3, Cuatro y Telecinco ofrecen cine, mientras que laSexta se decanta por un bucle de episodios de “Navy: Investigación Criminal” (aunque últimamente está haciendo el esfuerzo de ofrecer una alternativa humorística con “Top TT” y “El Intermedio: International Edition"). Los canales temáticos a esa hora suelen decantarse por programación repetida o más películas (incluso en los canales infantiles).
Los canales generalistas, muy precavidos, recurren entonces a fórmulas muy parecidas entre sí que no dan lugar a la diversidad. Un claro ejemplo de ello son las sobremesas del fin de semana, en que La 1, Antena 3, Cuatro y Telecinco ofrecen cine, mientras que laSexta se decanta por un bucle de episodios de “Navy: Investigación Criminal” (aunque últimamente está haciendo el esfuerzo de ofrecer una alternativa humorística con “Top TT” y “El Intermedio: International Edition"). Los canales temáticos a esa hora suelen decantarse por programación repetida o más películas (incluso en los canales infantiles).
Por lo tanto, señores directivos de televisión y productores ejecutivos, ¡innoven! No se habría llegado a la televisión de hoy en día si no se hubiese innovado. El medio televisivo tiene que seguir creciendo y avanzando.
Seguramente me habré dejado algunos puntos
importantes en el tintero (o en el teclado). De cualquier forma, lo que sí
parece claro es que los canales de televisión deben mejorar ciertos aspectos
básicos de su programación para conectar mejor con el público de la “caja tonta”.
Sígueme en Twitter: @BorjaNeira89
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