jueves, 14 de marzo de 2013

AUDIENCIA ENTRE FAMOSOS


Mucho se está hablando en los últimos tiempos de los dos nuevos talent shows de las dos principales cadenas privadas españolas: "Splash!: Famosos al agua" (Antena 3) y “Mira quién salta” (Telecinco). Se trata en ambos casos de una idea, a priori, muy similar: la de un grupo de famosos saltando a una piscina desde un trampolín. Un mismo concepto que ha sido el último motivo de desencuentro entre las sempiternas enfrentadas Antena 3 y Telecinco, afanadas en estrenar su talent show de natación antes que el canal rival.

Antena 3 se adelantó a Telecinco después de que esta anunciase con gran antelación el día del estreno de "Mira quién salta". De momento, con dos programas de "Splash!" emitidos y el primero de "Mira quién salta" todavía fresco en la retina, podemos decir que ambos formatos están siendo respaldados por la audiencia. Ayer, el formato de Telecinco reunió a 3.376.000 espectadores (23,5% de cuota de pantalla). "Splash!" dio el "piscinazo de salida" el pasado 4 de marzo con un dato todavía mayor: 4.476.000 televidentes y un 26,4% de share; sin embargo, el segundo programa, emitido el pasado lunes 11, bajó más de 5 puntos, hasta un 20,9%, un dato que sigue siendo muy destacable si tenemos en cuenta que en ambas emisiones se enfrentaba a "Gran Hermano". Realmente no son de extrañar estos grandes datos de audiencia: tanto Antena 3 como Telecinco se han encargado de crear una gran expectación.
 

¿Cuál es la clave de este éxito? ¿Sus presentadores? ¿Su ritmo? ¿La temática? ¿Falete y Lydia Lozano? Aunque cada formato tiene sus propios puntos fuertes, es innegable que uno de los principales atractivos que tienen en común estos dos formatos son los concursantes, los famosos ("Splash!" ya ha dado lugar a un nuevo vocablo, faletazo, a raíz de la actuación de Falete en el programa). 


En los últimos años los famosos se están convirtiendo en los grandes protagonistas de una serie de formatos cuyo principal atractivo es precisamente ver en acción a estos personajes públicos. Es realmente curioso que casi todos estos precedentes de "Splash!" y "Mira quién salta" han contado también con el beneplácito de la audiencia: “Tu cara me suena”, “Mira quién baila”/”Más que baile”, “Supervivientes”, “Acorralados”, “Hotel Glam”... ¡e incluso “Alaska & Mario”! Sí que es verdad que hay algunas excepciones como el formato “¿Cantas o qué?”, estrenado en Antena 3 en 2006 y retirado al poco tiempo, o “Expedición imposible”, que se emite actualmente en Cuatro y que no acaba de despegar en datos de share. Pero la mayoría de los formatos con famosos que no ejercen de presentadores ni de entrevistados ni de invitados sino de concursantes triunfan casi siempre. ¿Por qué?



1. Son famosos, no anónimos

Como ya he dicho antes, una de las principales bazas de este tipo de programas son precisamente sus concursantes/protagonistas. Más allá de lo mejor o peor que nos puedan caer, son personajes que el público ya reconoce previamente porque han actuado en alguna serie, porque llevan no sé cuántos discos vendidos, porque han colaborado en X programa… Ya arrastran seguidores por su trayectoria previa; no tenemos que partir de la base de empezar a conocer a estas personas como ocurriría, por ejemplo, en “Gran Hermano”, donde los concursantes son completos desconocidos para el público.

Hay que tener en cuenta que la trayectoria de los personajes famosos en un talent show o en un reality puede afectar (para bien o para mal) a su imagen pública. De repente descubrimos que aquel actor que se nos hacía tan pesado es simpático fuera del contexto en el que lo habíamos visto anteriormente. O lo contrario: un famoso que nos caía bien nos resulta menos simpático. En definitiva, a pesar de que ya conocemos de antes a estos personajes, cada vez que se someten a la exposición en un formato semanal existe un cierto redescubrimiento de sus personalidades por parte de la audiencia. Nuestra percepción sobre ellos puede cambiar.


2. Son caras familiares

La estructura de este tipo de programas (una estructura semanal con un grupo de personajes que no varía) recuerda mucho al de las series de ficción, con la diferencia de que lo que vemos en los realities y en los talent shows es “verdad”. El hecho de que los mismos personajes aparezcan semana tras semana en nuestra pantalla refuerza los lazos de unión con el espectador. A base de una exposición reiterada a la audiencia, podemos ir conociendo los tics, los filias y fobias, la forma de expresarse… de estos personajes populares: los vamos conociendo mejor, se refuerza la empatía. Vemos también las afinidades que se dan entre los integrantes del grupo de personajes famosos, quién tiene buena relación con quién…  Los famosos se convierten en caras familiares y el medio televisivo se convierte en una especie de hogar gigante donde los famosos se convierten en un miembro más de la familia de los espectadores.



3. Intentan superarse

En la mayor parte de este tipo de formatos con famosos vemos una evolución en ellos, una evolución que puede ser de muchos tipos. Por ejemplo, en “Tu cara me suena” esta evolución consiste en tener una capacidad cada vez mayor de mimetizarse en un cantante reconocible por la audiencia; en “Supervivientes” observamos la capacidad de los famosos de sobrevivir con lo mínimo en una “isla desierta” y de convivir con otros famosos… Cada caso es un mundo, pero en todos ellos el espectador tiene la información necesaria para determinar por sí mismo quién ha evolucionado más o menos, quién está luchando por superarse o quién está simplemente “haciendo bulto”. El espectador es juez y quiere ver los logros conseguidos por los personajes famosos. Es como ver crecer a un bebé.



4. Crean espectáculo 
Estos personajes conocidos son espectáculo en estado puro (bueno, unos más que otros). El espectáculo es un factor tremendamente importante en la televisión actual y los famosos contribuyen a generar e incrementar el show que un formato puede ofrecer. De esta manera, los programas protagonizados por famosos se convierten en una alternativa televisiva que atrae al espectador medio y que ayuda a este a desconectar por un momento de su rutina.


5. Son seres humanos como nosotros

A raíz de todo lo anterior, estos personajes se convierten en personas, en seres humanos, lo cual los acerca aún más a los espectadores. El espectador se puede sentir identificado en algunos momentos con ellos, puede entender sus reacciones, sus miedos, sus ilusiones. El televidente se solidariza con el famoso a la vez que este se humaniza ante los ojos de la audiencia. Vemos al personaje popular tal y como es (o tal y como le interesa mostrarse) y la comunión entre el concursante y el espectador puede ser total.





¿Qué nos queda por ver hacer a los famosos en televisión? Ya los hemos visto cantando, imitando, bailando, viviendo y sobreviviendo... Por lo de pronto, ya ha saltado la noticia de que el grupo Atresmedia (antes conocido como Grupo Antena 3) está preparando un nuevo programa para Antena 3 o laSexta en el que un grupo de famosos aprenden a hacer magia.

Hay quien dice que ya está todo inventado. Sin embargo, yo tengo la teoría de que las cadenas de televisión nos seguirán sorprendiendo con formatos novedosos con gente famosa, de la misma forma que Antena 3 y Telecinco nos sorprendieron ahora con un programa de natación. Mientras ese nuevo formato se gesta, los espectadores tendremos que intentar seguir disfrutando de los saltos acuáticos de los personajes de nuestra tele.

Sígueme también en Twitter: @BorjaNeira89

viernes, 8 de marzo de 2013

AUDIENCIA INFANTIL: O "XABARÍN CLUB"




Rompendo co que vén sendo habitual neste blog, escribirei a miña seguinte entrada en galego. Non pode ser doutro xeito se o tema tratado é a perspectiva de futuro dun dos programas míticos da TVG: o “Xabarín club”



Este programa nacía no ano 1994 como un programa colector de series animadas dirixidas ós máis cativos: “As bólas máxicas”, “O doutor Slump e Arale”, “Doraemon, o gato cósmico”, “Os Picapedra”, “Hattori o ninja”, “Os Teletubbies”, “Shin Chan”... encheron tardes e tardes de merendas con bocadillos de nocilla. Entre serie e serie intercalábanse vídeos musicais de grupos galegos como Os Heredeiros da Crus, Siniestro Total, Aerolíneas Federales ou Os Diplomáticos de Monte Alto, así como concursos e outras seccións (quen non se lembra do Doutor TNT ou de Silvia Superstar?).



Desde o primeiro momento o “Xabarín” foi todo un fenómeno social entre a rapazada galega. Os socios (porque recordemos que á parte dun programa de televisión era un clube, xa o dicía a canción do inicio: “Somos do clube da Galega”) ían medrando co paso dos anos en antena, editáronse varios discos cos éxitos musicais do programa, celebráronse varias xiras de concertos por toda Galicia... A importancia do “Xabarín club” foi tanta que mesmo se erixiu como o maior axente normalizador da lingua galega: para un número importante de rapaces o programa supuxo o seu único contacto co galego fóra da escola. 


No 2007 o porco bravo máis famoso da televisión cambiou a súa imaxe con motivo do seu 13º aniversario e no 2009 mudouse á nova canle G2 (agora coñecida como tvG2), de xeito que o espazo infantil galego por excelencia quedaba relegado a un canal minoritario, case residual. 


Así, a luz do “Xabarín” foise apagando e pouco queda xa daquel fenómeno de masas de finais dos 90. Non obstante, algúns membros daquela que deu en chamar “Xeración Xabarín” emprenderon nos últimos anos accións para a reivindicación e a potenciación do programa, simples xestos como subir a Youtube os vídeos musicais das cancións do “Xabarín” ou as cabeceiras das series míticas. Outros foron máis alá e mesmo crearon puntos de encontro en internet para os antigos seguidores do “Xabarín”... Pero nada é abondo para revivi-lo espírito dos tempos pasados. Precisamente hai uns días coñecémo-la nova (a mala nova) do peche dunha web creada por fans do “Xabarín Club”.


Polo tanto, que é o que está fallando no actual “Xabarín”? Estamos falando dunha marca televisiva caduca? Existen posibilidades de recupera-la súa esencia?



1. O papel secundario dos programas infantís na televisión actual

Está claro que ó “Xabarín” non lle sentaron ben os cambios que sufriu nos últimos anos. Penso que o seu paso á segunda canle da TVG obedecía, por unha parte, a unha estratexia de potenciación dunha cadea acabada de inaugurar e, por outra parte, a unha estratexia de “secundarización” (por dicilo dalgún xeito) da programación infantil. Ó que me refiro neste último punto é ó papel secundario que os espazos para nenos teñen desde hai varios anos nas principais canles de televisión, un papel secundario que fixo que estes espazos desaparecesen das canles “de toda a vida” (A Galega, La 1, Antena 3, Telecinco...). Isto “obriga” ós rapaces (ou ós pais dos rapaces) a sintonizar canles temáticas (Clan, Boing, Disney Channel) ou a sintonizar canles secundarias que apenas teñen visibilidade entre a sociedade e que non dedican todo o seu tempo á programación infantil (o caso da tvG2 e doutras canles secundarias autonómicas como a valenciana Nou2).




2. A dura competencia das canles temáticas

Ante a disxuntiva de escoller entre unha canle que ofrece programación para cativos a calquera hora do día e outra canle que ofrece programación infantil só a determinadas horas, os cativos tenden a optar pola primeira alternativa. Baixo o meu punto de vista, é máis probable que unha canle como por exemplo Clan consiga unha maior fidelidade da audiencia infantil cá tvG2 polo simple feito de que Clan emite debuxos animados durante todo o día. Os nenos, malia seren nenos, saben que en Clan (e por extensión en Boing e en Disney Channel) terán programación para eles sempre que estean vendo a tele; pola contra, na tvG2 poden atoparse coa abella Maia ou co “Zigzag” (programa totalmente necesario nunha televisión pública, pero que loxicamente non vai dirixido ós nenos). 

Polo tanto, o rapaz e mailos pais do rapaz van “a tiro fixo” e descartan outras opcións.



3. Unha nomenclatura pouco axeitada

Cal é daquela a solución? Converte-la tvG2 nunha canle exclusivamente infantil e xuvenil? Sería unha opción a estudar, pero a segunda canle da TVG contén outro tipo de programación (deportes, cultura, cine...) que non ten cabida na Galega de toda a vida. Así que podemos ir descartando esta posibilidade.


Se o pensamos detidamente, o nome “tvG2” fai augas por todas partes. Se ben é certo que fai clara referencia ó seu carácter de cadea secundaria da CRTVG, non ten unha pronuncia rápida, clara, facilmente recordable. Case ninguén se refire a ela como “Te Uve Ga Dous” ou “Te Uve Ga Dúas” do mesmo xeito que é pouca a xente que na vida cotiá lle chama “Te Uve Ga” á que sempre coñecemos como “A Galega”. O mal da nomenclatura xa vén desde os tempos da apertura da nova canle, que ó primeiro recibía o nome escrito de “G2” e que resultaba tremendamente ambiguo (como se pronunciaría? “Ga Dous”, “Ga Dúas”, “Gue Dous”, “Gue Dúas”?). 


Ó meu parecer, o máis recomendable sería dividi-la programación actual da tvG2 en diversas canles que emitan a través da mesma frecuencia e en diferentes horas do día. Isto xa acontece noutros lugares: as canles catalás Super 3 –infantil– e El 33 –cultural− comparten frecuencia, igual cá canle infantil CBBC e a BBC Three, dirixida a un público xuvenil. Esta división en canles dentro da mesma frecuencia daría pé a que nun futuro moi optimista e moi afastado no tempo cada canle tivese a súa propia frecuencia para emitir, ademais de que crearía unha imaxe de marca diferenciada para cada tipo de programación. Nese novo marco, o nome máis axeitado para a canle coa programación infantil sería loxicamente “Xabarín TV”.

 


4. A necesidade dunha maior publicidade

Ante todo, o que necesita o “Xabarín Club” (e en xeral toda a programación da tvG2) é unha maior promoción. No caso do “Xabarín” habería que falar da necesidade de publicidade no ámbito escolar (colexios, institutos...), así como noutros lugares públicos frecuentados maioritariamente por rapaces e rapazas (por exemplo, as salas de pediatría dos centros de saúde e dos hospitais). Seguramente as axencias de publicidade aportarían ideas mellores ás miñas neste sentido e serían quen de deseñar unha campaña publicitaria mellor ca min, pero creo que sería fundamental recalca-lo feito de que a programación do “Xabarín” é a única programación infantil que existe en galego.



5. A renovación de contidos

Todo isto supón unha certa renovación da oferta. Renovarse ou morrer. Algunhas das series que se ofrecen hoxe en día son as mesmas que viamos os que formamos parte da “Xeración Xabarín” dos 90. Estas series están moi ben como apuntamento nostálxico, pero non captan ó rapaz de hoxe en día


Habería que facer fincapé en ofrecer un tipo de programación que non ofrecen as canles temáticas. Cumpriría converte-lo “Xabarín” nun espazo que sexa algo máis ca unha sucesión de series de animación. Debería ser un espazo que non só entreteña os rapaces, senón que tamén os faga pensar, razoar sobre o mundo que nos rodea cunha variedade suficiente de seccións e personaxes. Así mesmo, estaría ben incluír máis programación para a pequena infancia e para os adolescentes, ademais de espazos de animación feitos en Galicia (somos unha gran potencia nese sector). Tamén sería bo fomenta-la inclusión de vídeos musicais de grupos e cantantes galegos para darlle pulo á pequena industria discográfica de Galicia. 


É dicir, o “Xabarín” debería servir como instrumento para forma-las novas xeracións de galegos e galegas así como para darlles visibilidade a novos talentos da música, da interpretación e da creación. Para iso, o "Xabarín" ten que ser capaz de recupera-la esencia dos seus primeiros anos, aquel espírito de pertenza a un club exclusivo formado por rapaces e rapazas de Galicia, un club no cal a interactividade adaptada ós novos tempos sexa unha peza fundamental. Só así poderemos seguir falando durante anos do "Xabarín" da Galega.

 

Sígueme tamén no Twitter: @BorjaNeira89

lunes, 25 de febrero de 2013

AUDIENCIA DESCONTENTA



En 2009 se estrenaba en La 2 “RTVE responde: el programa de la Defensora”, un espacio en el que los espectadores podían hacer llegar al ente público (y en concreto a la Defensora del Espectador Elena Sánchez Caballero) sus quejas sobre los contenidos y la programación de RTVE. No sé hasta qué punto es efectivo un programa como este para que RTVE subsane los errores cometidos y mejore su programación, pero lo cierto es que la existencia de un formato como este se agradece.

Tanto es así que no nos vendría nada mal un “defensor/a de la audiencia” para el conjunto de la televisión. Bueno, en realidad ya existen asociaciones que se encargan de estas funciones. No obstante, las cadenas siguen sometiendo al espectador a los vaivenes de su programación cuando debería ser el espectador quien tuviese el poder… Sí, es cierto que los espectadores con audímetro (que teóricamente representan a toda la audiencia) tienen el poder de decidir qué programación gusta más o menos, pero parece que esto no es suficiente para que las empresas de televisión respeten a los espectadores.

De este modo, recopilo a continuación una serie de premisas básicas que a mi juicio deberían tener en cuenta los directivos de los canales de televisión si de verdad quieren estar en contacto con la audiencia y mantenerla contenta. 


1. ¿Horario de prime time hasta la madrugada?

El horario de máxima audiencia va de las 21:00 a las 24:00 horas y tradicionalmente empezaba con un informativo y luego seguía con una programación diferente para cada día de la semana. Esto sigue siendo así, aunque hace unos pocos años se estableció una especie de “subfranja” conocida como access prime time, que ocupan actualmente programas como “El Intermedio”, “El hormiguero” o “Lo sabe, no lo sabe” y que se sitúan entre el informativo y el programa de prime time específico para cada día.

La creación del access prime time ha provocado dos cosas: una, que el comienzo de la programación de prime time específica no se produzca hasta las 22:30-23:00 horas; y dos, que dicha programación no acabe en la mayor parte de los casos antes de las 24:00 y se prolongue hasta bien entrada la siguiente franja, la del late night (sirvan como ejemplos las galas de “Gran Hermano”, “Tu cara me suena”, “La voz”, “Tú sí que vales”, “Hay una cosa que te quiero decir”… e incluso series como “La que se avecina”).

Pero los canales van más allá: en determinados días se "prolonga” más de lo habitual la duración del programa del access prime time con el objetivo de que el programa posterior (a priori, el producto estrella del día) no compita frontalmente contra un programa eventual de grandes audiencias (casi siempre fútbol) emitido en un canal de la competencia. De este modo, por citar un ejemplo, los dos últimos capítulos de la tercera temporada de “Perdidos en la ciudad” (en Cuatro) no empezaron hasta las 23:00 horas (para evitar competir contra el partido de Copa del Rey que se retransmitía en Telecinco) y terminaron alrededor de la 1:00. 

Por tanto, sería conveniente ajustar la programación de prime time al prime time propiamente dicho. Muchos espectadores todavía madrugan (a pesar de los altos niveles de desempleo) y no pueden permitirse quedarse hasta las tantas viendo su programa favorito. Sí que es cierto que podemos recurrir a las reposiciones (de las que hablaré más adelante) o al servicio “a la carta” en Internet…, pero de esta forma se pierde la magia del directo, esa emoción de vivir en directo lo que se está produciendo y no esperar a que te lo cuenten al día siguiente.



2. ¿Capítulos de 2 horas?

Una queja habitual entre algunos espectadores es la excesiva duración de los capítulos de las series españolas (por lo general, de hora y media de duración más media hora de publicidad). Esto se debió en los últimos años a que las cadenas de televisión querían cubrir con un mismo producto las 2 horas que quedaban después del informativo nocturno.

Lo malo es que esta duración de los capítulos afecta muchas veces al ritmo de la serie y al propio argumento. Si las series españolas quieren cumplir con los estándares temporales autóctonos, han de enrevesarse más que las series de otros países, cuyos capítulos son de una hora. Esto provoca que una parte de la audiencia se aburra y cambie de canal (o directamente apague la televisión).
Por lo tanto, quizás es necesario un cambio en la mentalidad de los directivos de televisión (y también de los espectadores) para aceptar series españolas con una duración más corta.


3. ¿Este capítulo no es repetido?

Ya se sabe que el contexto económico en el mundo audiovisual es difícil y que hay que abaratar costes. Seguro que esta es la principal razón por la que los canales de televisión tienden a emitir una y otra vez sus productos estrella. Es un claro ejemplo de esto el Grupo Antena 3: Neox repite hasta la saciedad sus comedias vespertinas y el canal principal lleva años emitiendo los mismos episodios de "Los Simpson". El grupo Mediaset también recurre mucho a las reposiciones para cubrir la parrilla de sus canales (basa la programación de FDF en un bucle constante de "La que se avecina" y "Aída") e incluso posee no uno sino DOS canales basados en su mayor parte en reposiciones (La Siete y Nueve).

La jugada puede salirles bien (por ejemplo, con "La que se avecina") pero, por lo general, a largo plazo los mismos episodios una y otra vez pueden acabar cansando a la audiencia ("pan para hoy y hambre para mañana").



4. "A continuación, otro capítulo"

 Otra de las costumbres de la televisión en España es la programación de varios capítulos seguidos de una misma serie o programa (programación vertical). Hasta hace poco, laSexta era un canal que completaba su parrilla a base de programar hasta tres y cuatro capítulos seguidos de “Bones” o “Navy: Investigación Criminal” a diario.

Esta práctica se da no sólo en prime time con series como “Mentes criminales” o “El mentalista”, sino también en otras franjas como la sobremesa (“Castle” y “Bones”) y, hace un tiempo, también por la mañana con “Alerta Cobra” y “Crímenes imperfectos”. Y no se produce únicamente en canales generalistas sino también en los llamados canales temáticos (“Anatomía de Grey”, “Los Simpson”, “Modern Family”, “CSI” o “Callejeros Viajeros” son algunos ejemplos de esta programación vertical en TDT). 

  

5. Cambios de programación de última hora

El pasado mes de enero saltaron chispas entre Antena 3 y Telecinco: las dos lucharon cuerpo a cuerpo por ganar el mes. Para ello, los espectadores hemos tenido que sufrir algún que otro cambio de programación inesperado, que puso de manifiesto una vez más que lo primordial para las empresas de televisión es ganar al competidor antes que tener piedad del espectador, que dentro de poco se verá obligado a mirar la guía electrónica de programación hasta para saber a qué hora dan "El tiempo".

Las empresas de televisión deberían darse de cuenta de que el telespectador puede tanta inestabilidad programática. Deben cuidarlo y agradecerle de algún modo su fidelidad


6. "Publicidad 3.0"

¡Qué bien y qué moderno suena eso del 3.0! En realidad se trata de la estrategia que utilizan los dos grandes grupos televisivos de España (Antena 3 y Mediaset) por la cual han unificado las pautas de publicidad para todos sus canales, de modo que varios canales del grupo emiten publicidad a la vez. Esto ha acarreado que en los canales secundarios (es decir, en los surgidos con la TDT) el corte a publicidad se dé en medio de una secuencia, lo cual no es plato de buen gusto para ningún telespectador. Esta estrategia supuestamente beneficia económicamente a las empresas televisivas, pero le dificulta al espectador un buen seguimiento del programa que está viendo y, de forma indirecta, daña la imagen del canal.


En este punto se podría hacer mención también al excesivo volumen de publicidad que hay que soportar en la mayoría de canales. Y además en múltiples formas: rótulos sobreimpresionados, pantallas que se mueven para recordarte que mañana se estrenará X programa, los propios presentadores hablando maravillas de un producto... Tanto el Grupo Antena 3 como Mediaset han intentado “mitigar” la pesadez publicitaria ofreciendo cortes en pequeñas píldoras (los famosos “Volvemos en 6 minutos”).
Poco se puede hacer ante eso: hay que tener en cuenta que estas televisiones son empresas privadas y que, como tal, buscan un beneficio económico.


7. Información... ¿objetiva?

Cada medio de comunicación (ya no sólo en televisión sino también en radio, prensa, Internet…) tiene una línea editorial, una ideología que determina en parte el tratamiento de la información, convirtiendo así la objetividad informativa en una verdadera utopía. No obstante, las televisiones en general deberían revisar los contenidos de sus programas informativos así como el enfoque que les dan.

Este punto adquiere mayor importancia en el caso de las televisiones públicas. Los espectadores, ya no sólo como espectadores sino también como ciudadanos, no debemos permitir que las televisiones públicas sean las televisiones del gobierno de turno. Las emisoras públicas tienen que ser medios independientes y todo un ejemplo a seguir de máximo acercamiento a la idea utópica de la objetividad. Sólo de esta manera las televisiones públicas (tanto estatales como autonómicas) podrán recuperar la credibilidad que parece que están perdiendo de un tiempo a esta parte.


8. I + D + I-TV

Las televisiones se aferran a los programas y a las fórmulas que saben que les funcionan y apenas dan margen a las nuevas propuestas, a la creatividad. Seguramente el contexto económico que vive el medio en la actualidad tiene mucho que ver en este aspecto. Sin embargo, siempre es bueno y positivo que se fomente la innovación, la interactividad, los nuevos creadores... En definitiva, nuevas fórmulas. Y más ahora, con tanta diversidad de canales.


En realidad, en este caso se podría sustituir “diversidad” por “cantidad”. Es cierto que tenemos muchos canales, pero algunos de ellos reinciden en un tipo de programación o en un tipo de canal ya existente. Este aspecto se podría mejorar (como ya he hablado hace un tiempo en este blog).

Los canales generalistas, muy precavidos, recurren entonces a fórmulas muy parecidas entre sí que no dan lugar a la diversidad. Un claro ejemplo de ello son las sobremesas del fin de semana, en que La 1, Antena 3, Cuatro y Telecinco ofrecen cine, mientras que laSexta se decanta por un bucle de episodios de “Navy: Investigación Criminal” (aunque últimamente está haciendo el esfuerzo de ofrecer una alternativa humorística con “Top TT” y “El Intermedio: International Edition"). Los canales temáticos a esa hora suelen decantarse por programación repetida o más películas (incluso en los canales infantiles). 

Por lo tanto, señores directivos de televisión y productores ejecutivos, ¡innoven! No se habría llegado a la televisión de hoy en día si no se hubiese innovado. El medio televisivo tiene que seguir creciendo y avanzando.

Seguramente me habré dejado algunos puntos importantes en el tintero (o en el teclado). De cualquier forma, lo que sí parece claro es que los canales de televisión deben mejorar ciertos aspectos básicos de su programación para conectar mejor con el público de la “caja tonta”. 

Sígueme en Twitter: @BorjaNeira89