En las últimas horas la
ciudadanía griega ha asistido al cierre de la Ellinikí Radiofonía Tileórasi (ERT),
su radiotelevisión pública. Una noticia que cogió a todo el mundo de sorpresa a
pesar de que todos sabemos la delicada situación económica que está atravesando el país heleno. Atrás quedan nada más
y nada menos que 75 años de existencia que a buen seguro han generado un tesoro
audiovisual sobre la historia de Grecia desde 1938.
No obstante, en las últimas horas
de vida de la ERT el portavoz del Gobierno griego, Simos Kedikoglu, prometía la
creación cuanto antes de una nueva empresa pública moderna, más eficiente y con
menos plantilla. No dudo de las intenciones de los gobernantes griegos, pero
sus promesas quedan en segundo plano ante la celeridad y la brusquedad del
final de su radiotelevisión pública. Desde luego no han sido las formas.
Trasladando la cuestión a España,
me surge el siguiente dilema: ¿podría pasar lo mismo con RTVE?
Mucho se ha hablado en los últimos
tiempos acerca del déficit del ente público español, de los sueldos de sus
trabajadores (caras visibles incluidas), de cuánto nos cuesta a los ciudadanos mantenerlo
e incluso de la posibilidad de que vuelva la publicidad a TVE para superar el
actual bache económico. Todo ello, unido al deterioro de la imagen de los
programas informativos y al final o aplazamiento de ciertos programas de alto
coste, han llevado a La 1, el estandarte de TVE, a sus peores niveles históricos de audiencia. Y por supuesto, este es un debate presente también en torno
a los canales autonómicos.
Una de las posibles soluciones
que se han planteado durante estos meses es la privatización de aquellos
canales públicos que no sean capaces de subsistir como empresas públicas. En
este sentido, la televisión murciana (7RM) fue privatizada en agosto de 2012
sólo seis años después de su fundación como televisión pública. También se
rumorea o ha rumoreado sobre la futura privatización de Telemadrid o Televisión Canaria.
De momento sobre TVE no hay más que quizás las opiniones a favor de una parte
de la audiencia, pero nada oficial.
Otra de las vías de escape para el
actual colapso económico de TVE podría ser la racionalización o
reestructuración de canales. Se trata de una vía aplicada en los últimos meses
en algunas de las corporaciones autonómicas. En Cataluña el 1 de octubre de
2012 el canal juvenil 3XL echaba el cierre y El 33, el canal cultural de
Televisió de Catalunya, pasaba a emitir únicamente en las franjas de prime time, late night y madrugada, compartiendo su frecuencia con el canal
infantil Super3, que sólo emite en el day
time. Ese mismo día en Andalucía se reconvirtió Canal Sur 2 en una cadena
que emite lo mismo que Canal Sur 1 pero con subtítulos y lenguaje de signos. Y
en Televisión Canaria directamente se optó por cerrar el segundo canal el 31 de julio
de 2012.
A esta última vía ya recurrió TVE
cuando las alarmas todavía no se habían disparado. Cultural·es, un canal ideado
para la TDT, fue abortado antes de que el sistema de transmisión terrestre
llegase a toda España. La razón: “ajustarse a los tiempos económicos”. De modo
que la programación diseñada para Cultural·es se trasladó a La 2, que se erigió
todavía más como el canal cultural de TVE.
Hoy en día no resulta extraño oír
o leer ciertos comentarios sobre la escasa necesidad de los canales públicos: “¿La
2? ¿Pero todavía existe?”, “¿Para qué sirve Teledeporte más que para los Juegos
Olímpicos una vez cada cuatro años?”, “¿Y para qué se quiere Clan si ya hay
otros canales infantiles?”. Los bajos niveles de audiencia de las cadenas que
acabo de citar, junto con el coste que supone para el ciudadano mantenerlas, son el
principal argumento de quién realiza estas preguntas al aire. Se trata de una
postura que incluso defienden personajes de la esfera política española a raíz de
la nefasta gestión de algunas de las televisiones autonómicas, gestión que de
un modo más o menos directo recayó sobre ellos mismos o sobre colegas suyos.
Incluso hay quienes ponen en duda
la validez de La 1 como canal público, justificando que ya existen multitud de
canales privados que cumplen sus mismas funciones. En parte no les falta razón,
pero la existencia de un ente público es (o debería ser) una garantía de
calidad, de esa calidad que en múltiples ocasiones brilla por su ausencia en
las cadenas privadas. Muchos parecen olvidar además la función de servicio público
que ofrece (o debería ofrecer) TVE, ya no sólo en La 1 sino también en sus
canales minoritarios, esos canales tan denostados (La 2, Teledeporte y el 24 Horas) y únicos
por su contenido en la televisión en abierto en España.
No me imagino la televisión sin los canales públicos de TVE. E incluso sin mi canal autonómico público, la TVG. Espero que nunca lleguemos al extremo al que se ha llegado en
Grecia. Lógicamente se podrían recortar gastos haciendo desaparecer nuestra
radiotelevisión pública (la española y la autonómica) porque,
la televisión, aunque da de comer a muchas más familias que las que parece, no
es tan importante como mantener nuestra sanidad pública, nuestro sistema de pensiones
o nuestro sistema educativo. Pero aun así el ciudadano debería hacer un esfuerzo y aportar su pequeño granito
de arena monetario para sostener el sistema de medios de comunicación públicos.
A modo de “compensación”, el ciudadano debe exigir unos parámetros de calidad
en la programación de las cadenas públicas (esto también incluye atenuar lo
máximo posible la manipulación informativa que tanto se está denunciando
últimamente en TVE), así como exigir transparencia en la gestión y en la
elección de los responsables de la radio y televisión para, de alguna manera, garantizar que los medios de comunicación públicos no sean los medios de propaganda del gobierno de turno, sino unos medios para la
ciudadanía. Una radio y una televisión que echen mano del ingenio y la creatividad para ofrecer
una programación atractiva y de calidad a menor coste que los medios privados.
UNA DUDA ALLÍ A PARTE DE LA TELEVISION PUBLICA ESTATAL, TIENEN LO QUE AQUI LLAMARIAMOS AUTONÓMICAS? GRACIAS
ResponderEliminarHola Manu. No conozco de primera mano la estructura de la que fue la radiotelevisión pública griega, pero por lo que sé uno de sus canales de televisión, ET3, ofrecía programación generalista regional con desconexiones territoriales. Más o menos sería el equivalente a nuestras televisiones autonómicas con la diferencia de que aquí cada autonómica es una empresa pública que no depende de TVE, mientras que ET3 estaba gestionada por la corporación estatal griega (el equivalente a nuestra TVE).
EliminarEspero haber aclarado tu duda. Gracias por comentar.