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viernes, 7 de febrero de 2014

AUDIENCIA DUOPOLIZADA


La pasada semana Mediaset anunció que el martes 4 estrenaría su nueva serie estrella, 'El Príncipe'. Hasta aquí todo normal. Lo curioso de dicho anuncio fue la estrategia en que el grupo de comunicación tenía pensado presentarla al gran público: mediante un estreno multicanal. Es decir, el primer capítulo de 'El Príncipe' se emitiría simultáneamente a través de todos los canales del grupo excepto Cuatro (por ser una cadena con una audiencia suficiente como para mantener su programación habitual) y Boing (donde la serie no encajaría por su contenido y temática). De este modo, Mediaset aunaba esfuerzos para que su nuevo producto brillase en su estreno más de lo que brillaría si solo fuese estrenado en el canal principal, Telecinco.


El resultado fue todo un éxito: 5.654.000 espectadores vieron el piloto, lo que se traduce en una cuota de pantalla del 27,7%. El mejor estreno de una serie de televisión desde 'Aída', en 2005. Una vez más uno de los dos grandes grupos privados de televisión potenciaba la sinergia entre sus distintos canales para sobresalir por encima de la competencia. Una vez más... porque no es la primera. Sin ir más lejos, el pasado 17 de enero todos los canales del grupo Mediaset emitieron a las 22:30 horas un avance multicanal de la miniserie 'Romeo y Julieta'. Sin embargo, la clásica historia de amor no cautivó a la audiencia en ninguno de sus dos capítulos retransmitidos únicamente por Telecinco.

Por tanto, la emisión multicanal no es sinónimo de éxito, pero desde luego ayuda a alcanzarlo. Y no es algo que haga exclusivamente Mediaset: Atresmedia jugó todas sus cartas hace varias semanas con motivo del final de la aclamada 'El tiempo entre costuras' emitiendo en los canales del grupo contenidos relacionados en mayor o menor medida con la serie o su temática. De este modo, vimos a los protagonistas de la ficción, Adriana Ugarte y Peter Vives, charlando animadamente con Pablo Motos en 'El hormiguero', Tristán Ulloa se pasó por 'El intermedio', Nova repuso en tira vertical todos los capítulos emitidos hasta la fecha... Todo para crear en el espectador una sensación de evento único que no debe perder.

Pero ¿hasta qué punto es lícito que los grandes grupos de comunicación utilicen sus canales de este modo? Está bien que exista una cierta cohesión o cierta conexión entre los canales de un mismo grupo. Sirva como ejemplo de ello la campaña publicitaria de Atresmedia lanzada en las pasadas Navidades donde los presentadores del grupo, en un ambiente de fiesta, invitaban al espectador a cambiar a uno de los canales hermanos. Con estrategias como esta, los grandes grupos refuerzan la imagen de marca y de complementariedad entre los distintos canales, lo cual es totalmente comprensible. Sin embargo, no me parece lícito, por ejemplo, que un grupo opte por ofrecer el mismo producto en varias de sus emisoras, sea de forma simultánea o no, ya que atenta contra la variedad de contenidos que en teoría nos debe ofrecer el sistema digital terrestre.




En el momento en que se planteó la posibilidad de fusión entre diferentes grupos de comunicación, el Gobierno puso como condición que el grupo resultante de dicha fusión no podría reunir más de un 27% de cuota de pantalla entre todos sus canales. Eso fue así en el momento en que se produjeron las fusiones Telecinco-Cuatro (enero de 2011, 24,8%) y Antena 3-laSexta (octubre de 2012, 26,9%). Sin embargo, la creación de más canales temáticos en el caso de Mediaset y la recuperación en las audiencias de los canales de Atresmedia hace que hoy en día ambos grupos superen con comodidad ese 27%.


Estamos, de esta manera, ante un sistema televisivo que tiende a la duopolización en el que los dos principales grupos (Atresmedia y Mediaset) acaparan cerca de un 30% de cuota de pantalla cada uno. Ante este panorama, el tercero en discordia que tradicionalmente completaba el oligopolio, CRTVE, se ha quedado descolgado (en enero de 2014, un 16,7%) debido al menor número de canales que posee y a la pérdida de audiencia que ha sufrido en los últimos tiempos su principal canal, La 1. Las cadenas autonómicas publicadas integradas dentro de la FORTA siguen existiendo, pero tampoco son ahora una alternativa fuerte salvo excepciones como TV3, que sigue liderando en Cataluña. Y las otras alternativas privadas, Vocento Unidad Editorial, así como los canales temáticos de pago y las autonómicas privadas, tienen poco peso en el conjunto televisivo.


Por lo tanto, en la televisión, al igual que en la selva, los grandes imponen su ley y se comen a los pequeños, pudiendo así utilizar todas las estrategias para hacerse con la presa, que en este caso es el espectador. Afortunadamente, en contra de lo que sucede en la selva, en el tema televisivo los gobiernos tienen cierta capacidad para regular algunos parámetros sobre el uso que los grandes grupos hacen de sus canales temáticos. De este modo:

1.- Se podría limitar, por ejemplo, el contenido repuesto en las cadenas pequeñas asignando un porcentaje máximo de horas diarias o semanales durante los cuales FDF, Nova, Divinity... podrían emitir contenido original de Antena 3, Telecinco, Cuatro o laSexta. Así, se garantizaría que los grupos de comunicación realizan un esfuerzo económico para dotar de programación propia a sus canales temáticos, a la vez que se asegura una pluralidad de contenidos.


2.- Se podría permitir la emisión simultánea de un mismo espacio a través de varios canales del mismo grupo durante unas pocas horas al año, de modo que se permitirían los avances multicanal como el de 'Romeo y Julieta' en Mediaset, ya que solamente tienen una duración de unos pocos minutos y apenas alteran la programación de los canales temáticos. Dentro de este apartado se podría incluir también la emisión simultánea de eventos excepcionales como el Mensaje del Rey o las Campanadas de Fin de Año. En cualquier caso, espacios que no tuviesen más de media hora de duración.

3.- Se podría desautorizar la utilización a los grandes grupos de comunicación de la denominada pauta publicitaria única, por la cual varios canales hermanos se van a publicidad a la vez con las consecuentes desventajas para el espectador (perder el hilo de una serie porque el paso a publicidad corta a un personaje en medio de una frase o en medio de una secuencia). 

Son solo varios ejemplos que podrían ser objeto de debate y de modificación en caso de que se llevasen a cabo. En cualquier caso, serían pasos para salir de la situación casi duopólica que vive el sistema televisivo en abierto y garantizar la diversidad programática que debería estar asegurada por la simple existencia de diferentes canales. 

miércoles, 12 de junio de 2013

AUDIENCIA PÚBLICA Y LOS ECOS DE GRECIA


En las últimas horas la ciudadanía griega ha asistido al cierre de la Ellinikí Radiofonía Tileórasi (ERT), su radiotelevisión pública. Una noticia que cogió a todo el mundo de sorpresa a pesar de que todos sabemos la delicada situación económica que está atravesando el país heleno. Atrás quedan nada más y nada menos que 75 años de existencia que a buen seguro han generado un tesoro audiovisual sobre la historia de Grecia desde 1938.

No obstante, en las últimas horas de vida de la ERT el portavoz del Gobierno griego, Simos Kedikoglu, prometía la creación cuanto antes de una nueva empresa pública moderna, más eficiente y con menos plantilla. No dudo de las intenciones de los gobernantes griegos, pero sus promesas quedan en segundo plano ante la celeridad y la brusquedad del final de su radiotelevisión pública. Desde luego no han sido las formas.

Trasladando la cuestión a España, me surge el siguiente dilema: ¿podría pasar lo mismo con RTVE?


Mucho se ha hablado en los últimos tiempos acerca del déficit del ente público español, de los sueldos de sus trabajadores (caras visibles incluidas), de cuánto nos cuesta a los ciudadanos mantenerlo e incluso de la posibilidad de que vuelva la publicidad a TVE para superar el actual bache económico. Todo ello, unido al deterioro de la imagen de los programas informativos y al final o aplazamiento de ciertos programas de alto coste, han llevado a La 1, el estandarte de TVE, a sus peores niveles históricos de audiencia. Y por supuesto, este es un debate presente también en torno a los canales autonómicos.

Una de las posibles soluciones que se han planteado durante estos meses es la privatización de aquellos canales públicos que no sean capaces de subsistir como empresas públicas. En este sentido, la televisión murciana (7RM) fue privatizada en agosto de 2012 sólo seis años después de su fundación como televisión pública. También se rumorea o ha rumoreado sobre la futura privatización de Telemadrid o Televisión Canaria. De momento sobre TVE no hay más que quizás las opiniones a favor de una parte de la audiencia, pero nada oficial.

Otra de las vías de escape para el actual colapso económico de TVE podría ser la racionalización o reestructuración de canales. Se trata de una vía aplicada en los últimos meses en algunas de las corporaciones autonómicas. En Cataluña el 1 de octubre de 2012 el canal juvenil 3XL echaba el cierre y El 33, el canal cultural de Televisió de Catalunya, pasaba a emitir únicamente en las franjas de prime time, late night y madrugada, compartiendo su frecuencia con el canal infantil Super3, que sólo emite en el day time. Ese mismo día en Andalucía se reconvirtió Canal Sur 2 en una cadena que emite lo mismo que Canal Sur 1 pero con subtítulos y lenguaje de signos. Y en Televisión Canaria directamente se optó por cerrar el segundo canal el 31 de julio de 2012.

A esta última vía ya recurrió TVE cuando las alarmas todavía no se habían disparado. Cultural·es, un canal ideado para la TDT, fue abortado antes de que el sistema de transmisión terrestre llegase a toda España. La razón: “ajustarse a los tiempos económicos”. De modo que la programación diseñada para Cultural·es se trasladó a La 2, que se erigió todavía más como el canal cultural de TVE.

Hoy en día no resulta extraño oír o leer ciertos comentarios sobre la escasa necesidad de los canales públicos: “¿La 2? ¿Pero todavía existe?”, “¿Para qué sirve Teledeporte más que para los Juegos Olímpicos una vez cada cuatro años?”, “¿Y para qué se quiere Clan si ya hay otros canales infantiles?”. Los bajos niveles de audiencia de las cadenas que acabo de citar, junto con el coste que supone para el ciudadano mantenerlas, son el principal argumento de quién realiza estas preguntas al aire. Se trata de una postura que incluso defienden personajes de la esfera política española a raíz de la nefasta gestión de algunas de las televisiones autonómicas, gestión que de un modo más o menos directo recayó sobre ellos mismos o sobre colegas suyos.

Incluso hay quienes ponen en duda la validez de La 1 como canal público, justificando que ya existen multitud de canales privados que cumplen sus mismas funciones. En parte no les falta razón, pero la existencia de un ente público es (o debería ser) una garantía de calidad, de esa calidad que en múltiples ocasiones brilla por su ausencia en las cadenas privadas. Muchos parecen olvidar además la función de servicio público que ofrece (o debería ofrecer) TVE, ya no sólo en La 1 sino también en sus canales minoritarios, esos canales tan denostados (La 2, Teledeporte y el 24 Horas) y únicos por su contenido en la televisión en abierto en España.
No me imagino la televisión sin los canales públicos de TVE. E incluso sin mi canal autonómico público, la TVG. Espero que nunca lleguemos al extremo al que se ha llegado en Grecia. Lógicamente se podrían recortar gastos haciendo desaparecer nuestra radiotelevisión pública (la española y la autonómica) porque, la televisión, aunque da de comer a muchas más familias que las que parece, no es tan importante como mantener nuestra sanidad pública, nuestro sistema de pensiones o nuestro sistema educativo. Pero aun así el ciudadano debería hacer un esfuerzo y aportar su pequeño granito de arena monetario para sostener el sistema de medios de comunicación públicos. A modo de “compensación”, el ciudadano debe exigir unos parámetros de calidad en la programación de las cadenas públicas (esto también incluye atenuar lo máximo posible la manipulación informativa que tanto se está denunciando últimamente en TVE), así como exigir transparencia en la gestión y en la elección de los responsables de la radio y televisión para, de alguna manera, garantizar que los medios de comunicación públicos no sean los medios de propaganda del gobierno de turno, sino unos medios para la ciudadanía. Una radio y una televisión que echen mano del ingenio y la creatividad para ofrecer una programación atractiva y de calidad a menor coste que los medios privados.

sábado, 22 de diciembre de 2012

AUDIENCIA PÚBLICA A LA DERIVA (2ª parte)


En la anterior entrada hablaba sobre la crisis de audiencia de La 1 de TVE. Después de analizar la situación, llegué a la conclusión de que la cadena pública tiene una serie de debilidades y carencias que no debería tener un canal de sus características. ¿A qué nos estamos refiriendo exactamente? 

La 1 es un canal generalista que tiene que llegar a las grandes masas de audiencia. Por tanto, tiene la “obligación” de llegar a todo tipo de públicos, desde los mayores hasta los más pequeños, y ofreciendo una programación que sea capaz de competir de tú a tú con la de los principales canales privados (sí, he utilizado la palabra “competir” a pesar de que a TVE, desde que no emite anuncios, ya no le toca ningún trozo de la tarta de los ingresos publicitarios). A la vez La 1 debe cumplir una función de servicio público, lo cual supone ofrecer una programación con un mínimo de calidad y que respete ciertos valores. Pienso que La 1, sin esa “obligación social” no tendría gran razón de ser, de la misma forma que pienso que es necesaria una cadena pública estatal que tenga fuerza y que sea garantía de calidad.

De aquí parte mi interés por analizar los puntos débiles que tiene la programación de La 1 y ofrecer algunas propuestas para mejorarla. No trato de analizar todas las carencias de TVE (podríamos hablar, por ejemplo, de la grave situación económica en la que está envuelta), sino de las carencias de su parrilla de programación, que hacen que La 1 no cumpla el objetivo de dirigirse a todos los públicos.



1. Concursos

Es un género muy clásico, en consonancia con el carácter de La 1, y extrañamente no existe en su actual parrilla de programación. La última experiencia en este género fue aquel “¿Conoces España?” de Ramontxu, que se despidió el pasado 1 de junio de las tardes de la tele pública tras 18 emisiones con un pobre 6’4% de audiencia media. Se trataba de un quiz show; es decir, un concurso tradicional de preguntas y respuestas sobre cuestiones culturales acerca de España; una mecánica, por lo tanto, sencilla que además cumple la función de servicio público.

Precisamente esta sencillez (excesiva desde mi punto de vista) pudo haber sido su condena: los concursos de hoy en día, en general, requieren un componente extra de vistosidad, de espectáculo (aunque siempre hay excepciones; véase “Saber y ganar”). Hablando de “Saber y ganar”, una posible solución para esta ausencia de concursos en La 1 podría ser traspasarlo al canal principal de TVE. Yo en absoluto aplicaría esta estrategia, ya que no sería otra cosa que “vestir un santo para desvestir otro”. 

En definitiva, desde el blog AUDIENCIA EFÍMERA abogo por la vuelta de los concursos a La 1, al menos, en las tardes. Eso sí, abogo por un programa que complemente su función de servicio público con una dosis de originalidad e innovación, como lo hizo en su día "Identity" o "El rival más débil". ¡Ay, qué recuerdos viendo “El rival más débil” mientras  merendaba un bocata de nocilla!



2. Reality shows

En los últimos años, el concepto reality estaba tremendamente denostado ya que lo identificábamos con programas como “Gran Hermano” y sucedáneos. No fue hasta la llegada de Cuatro y laSexta cuando se invirtió esta tendencia, demostrando que el concepto reality (bajo el nombre de coach) podía tener un fin educativo más allá de la pura recreación.

Esta es la vía por la que podría tirar La 1. De hecho, en los últimos meses hemos asistido al estreno de un reality en La 2 (¡sí, en La 2!), “Convive”, destinado a fomentar en las parejas una mayor conciliación a la hora de afrontar las tareas del hogar. La idea de “Convive” me parece buena, aunque dudo que el resultado final encajara en La 1. Pero lo dicho, creo que la principal cadena pública debería tirar por ahí, encontrar un tema con gancho y tratarlo de una manera llamativa. Y si puede incluir un componente de aprendizaje que el propio espectador pueda llevar a la práctica, mejor. Se podría probar suerte, por ejemplo, con un programa con el que los espectadores aprendan un idioma a la vez que los protagonistas del reality lo hacen.

 

3. Talent shows


Se podría considerar una hibridación del concurso y el reality e históricamente ha dado algunas alegrías a La 1. Sin embargo, hoy en día el ente público no cuenta con ningún programa de estas características, en parte por lo económicamente inviable que le resultaría afrontarlo, pero opino que ahora mismo La 1 necesita un show de referencia. Aún por encima el contexto televisivo es bueno: tras un pequeño estancamiento parece que el talent está resurgiendo de sus cenizas con el éxito de “Tu cara me suena” (Antena 3), “La voz” o “Tú sí que vales” (Telecinco).

Podría ponerse en duda la función del omnipresente concepto de servicio público que ofrecería un talent show en La 1. Creo que habría que conjugarlo con el espectáculo, y programas como “Mira quién baila” o “Tu cara me suena” lo consiguen: no sólo ofrecen espectáculo, diversión, entretenimiento…, sino que además los premios de los concursantes van destinados a lo que se podría denominar “causas justas”.



4. Programas de variedades


Lejos quedan ya programas como “Noche de fiesta” (aunque con la crisis que tiene La 1 no me extrañaría que lo sacaran del baúl de los recuerdos). Hay que reconocer que este programa aportaba un toque de show, que es lo que le falta a La 1.

Eso sí, hay que tener en cuenta que el medio televisivo y los espectadores han cambiado mucho desde “Noche de fiesta” y el género de las variedades ha desaparecido casi por completo (quedan raras excepciones como “Luar” en la TVG). Podría apostarse por una revitalización de este género, adaptado, claro está, a los nuevos tiempos. Incluso se podría apostar por una fusión de talent show con los programas de variedades clásicos. En "Tú sí que vales" funcionó...



5. Programas de humor

Están bastante vinculados a las variedades, aunque también se ha visto muchas veces que pueden subsistir en solitario (Martes y Trece, Los Morancos o Cruz y Raya han tenido sus propios programas). En los últimos años fue José Mota quien se encargó del humor en La 1, aunque desde el final de su programa hace ya casi un año la principal cadena pública se ha quedado un poco huérfana en este género.

Por tanto, hace falta algún espacio para el humor. Podría ser de una forma “tradicional” como la de José Mota o a través de fórmulas más arriesgadas. Entre estas incluyo los programas de monólogos tipo “El club de la comedia”, los concursos que buscan al mejor humorista (algo que La 1 ya probó sin éxito hace varios años con “El rey de la comedia”), la sátira a políticos y deportistas (tipo “Polònia” y “Crackòvia” de TV3), la sátira a los profesionales de la televisión (como “APM?” o el histórico “Homo zapping”) o un show de late night al estilo norteamericano. Otra opción sin duda más económica es el humor nostálgico del espacio “¡Cómo nos reímos!”, que en su primera emisión el pasado 8 de diciembre consiguió un gran 5’4% en La 2.


6. Entrevistas

No le vendría nada mal a La 1 un programa de referencia comandado por un periodista de reconocido prestigio, más allá de "Los desayunos de TVE". Realmente no hace mucho que el ente público lo intentó con Julia Otero y su “Entrevistaa la carta”, que en sus 8 emisiones promedió un desesperanzador 7’9%. Quizás estaría bien buscarle una salida a través de una nueva vuelta de tuerca que llame la atención del espectador.

Otra posible vía sería algo que he comentado en el apartado anterior: un programa de late night que combine humor y entrevistas, al estilo Buenafuente.



7. Musicales

Los programas musicales clásicos están en coma y los talent shows cubren de alguna forma su hueco en la televisión de hoy en día. No obstante, se echan en falta programas con actuaciones en directo de cantantes tanto consolidados como amateur en La 1 (o incluso en La 2). Antaño este fue un género muy cultivado con programas como “Aplauso”, “Popgrama”, “La edad de oro”…, y más recientemente “Música sí” o “No disparen al pianista”. Esta sería una buena ocasión, además, para llegar a un público más juvenil y dar cabida a nuevos géneros y artistas hasta ahora bastante minorizados… Y quien sabe si para paliar la crisis que padece desde años la industria musical. ¿Por qué no intentarlo?


8. Series extranjeras

Por supuesto algo que no debería faltar en La 1 son series extranjeras. No voy a entrar en qué tipo de series, si comedias, si dramas…, pero sí algo más que telenovelas sudamericanas para las tardes. TVE, al abordar la tematización de sus canales hace varios años, se decantó por eliminar las series extranjeras ya no sólo de La 1 sino incluso de La 2 para aparcarlas casi de modo residual en Clan. Una medida extraña y, si se me permite, absurda que debería ser subsanada.


Algunas de las series extranjeras emitidas hace años en el prime time de La 1

Partiendo de lo expuesto, se podría decir que La 1 debería ofrecer un abanico más amplio de programas en el que se dé cabida a la innovación, la originalidad, la vanguardia… sin perder de vista el papel de entretenimiento familiar y la función de servicio público que ha procurado siempre. Con ello, La 1 se convertiría de verdad en una cadena dirigida no sólo a los adultos y a los mayores, sino también a un público adolescente y juvenil al que ahora mismo tiene bastante abandonado. Está claro que son tareas difíciles dadas las actuales dificultades económicas del ente público, pero querer es poder.

martes, 18 de diciembre de 2012

AUDIENCIA PÚBLICA A LA DERIVA (1ª parte)


La 1 (“La Primera” de toda la vida) está atravesando uno de sus peores momentos. No lo digo yo, lo dicen los datos de audiencia. El principal canal de RTVE ha perdido en un año su liderazgo: en noviembre de 2011 promedió un 14’6% de share mensual y se proclamó líder por encima de las televisiones privadas; en noviembre de 2012 bajó 4 puntos con respecto al mismo mes del año anterior, anotando de este modo un 10’6% de share (el peor dato mensual de su historia) y viéndose ampliamente superada por Telecinco y Antena 3. ¿A qué se debe este brusco descenso de seguimiento de La 1 por parte de la audiencia?

Analizando la parrilla de La 1 en esta última semana (del 10 al 16 de diciembre de 2012) y analizando la parrilla de hace justo un año, nos damos cuenta de que en el day time no existen grandes diferencias:
  • Por la mañana tenemos un “Telediario Matinal” con nuevas caras, unos “Desayunos” con nueva anfitriona y “La mañana” de una cada vez más cuestionada Mariló Montero que por la duración de su programa suponemos que no está nada “oxidada”.
  • En la sobremesa permanecen los informativos territoriales, un nuevo “Corazón” sin la histórica Anne Igartiburu y el “Telediario 1” de Ana Blanco, inamovible frente a la revolución de caras que ha emprendido la nueva dirección de los Servicios Informativos del ente público. No obstante, la que sí ha sido movible a Antena 3 es la telenovela de éxito “Amar en tiempos revueltos”, cuyo final en La 1 ha dejado paso a la reposición de una serie también de época que tuvo éxito en su día en el prime time como es “La señora”. La instalación de esta serie en la sobremesa tras el fin de “Amar…” puede parecer (y parece) una medida desesperada por conservar el mismo tipo de público… sin mucho éxito. Más desesperado todavía parece que La 1 haya decidido reponer desde la primera temporada “Amar en tiempos revueltos” a partir de enero, una vez acaben las reposiciones de “La señora”... Con todo y con eso, de momento La 1 conserva el liderazgo de la franja.
  • Por la tarde los sempiternos culebrones sudamericanos han perdido fuelle, probablemente afectadas por el fin de “Amar en tiempos revueltos”, y ya no sirven como revulsivo de las tardes de la pública. Por si esto fuera poco, Anne Igartiburu -la "chica para todo" en La 1− se ha pasado en esta temporada del mediodía a la tarde: en septiembre de la nueva temporada la popular vasca comenzó la nueva temporada del magazine vespertino “+ Gente”, con una cuota de pantalla peor que la de la anterior temporada (que ya no era gran cosa): supongo que el equipo de “+ Gente” daría saltos de alegría si un día consiguiese un 6%-7% de share.


Por otra parte, en el horario de máxima audiencia notamos más diferencias entre la parrilla actual y la de hace un año. En diciembre de 2011 La 1 emitía dos series españolas, las más exitosas por cierto (“Águila Roja” y “Cuéntame cómo pasó”…, o sea, “Cuéntame”), mientras que actualmente no emite ninguna (aunque hace pocas semanas también emitía dos: “Isabel”, un gran éxito, y “Stamos Okupa2”, un gran fracaso). Además, la desaparición del humor en La 1 es ya un hecho desde que José Mota decidiera marcharse a Telecinco con su programa; un programa caro, sí, pero un programa con gran éxito en el público. Es llamativa también la inclusión de un ciclo de cine con el nombre genérico de “Clásicos de La 1” que muy de vez en cuando da alegrías a TVE.


 En cuanto a la programación de fin de semana se pueden destacar las nuevas apuestas para el mediodía: el culinario “Cocina con Sergio”, “Audiencia abierta” (informativo sobre los actos institucionales de la Familia Real) y “Solo moda”, implantado en La 1 debido al supuesto éxito que ha tenido en La 2. Es digna de mención la firme apuesta que ha hecho en esta temporada RTVE por relanzar el baloncesto emitiendo un partido de la liga ACB los domingos (apuesta que, por otra parte, no está dando los resultados deseados en términos de audiencia). Ya por último, se podría nombrar la sustitución de la edición dominical de “+ Gente” por cine (como vemos en esta parrilla) o por el baloncesto.

Entonces ¿dónde está el problema de la bajada de audiencia?
  1. Los informativos. Si bien en conjunto los informativos de TVE siguen siendo líderes, el “Telediario 2” de una cualquier cosa menos carismática Marta Jaumandreu ha cedido su trono al informativo de Pedro Piqueras en Telecinco. Por si esto fuera poco, “Los desayunos de TVE” se han resentido sin la incisiva Ana Pastor e “Informe semanal” se ha quedado últimamente en el 5%-6% de share, datos paupérrimos para un programa que ha sido una referencia informativa durante años. Se dice y se comenta que los informativos de la nueva era del ente público acusan una excesiva manipulación…  Sea como sea, el baile de caras que ha habido en los últimos meses en los Servicios Informativos de TVE, tanto por delante como por detrás de las cámaras, no ha ayudado mucho a preservar la audiencia.
  2. Los magazines no viven su mejor momento. Mariló Montero, a pesar de estar viviendo sus mayores índices de popularidad, se encuentra a gran distancia de sus competidoras Griso y Quintana, y Anne Igartiburu no sólo no ha aguantado la poca audiencia que tenía “+ Gente”, sino que ha alcanzado niveles que hasta hace poco tiempo eran impensables en La 1. Todo esto es importante ya que ambos programas suman unas 6 horas y media al día. El único magazine que aguanta más o menos el tirón es el “Corazón” de Elena S. Sánchez, aquella de los “tuelf poins gou tu".
  3. Las series españolas. En realidad me refiero a la ausencia de aquellas series españolas que son una garantía de éxito para TVE en cuanto a audiencia se refiere: “Águila Roja”, “Cuéntame cómo pasó”, “Gran reserva” o “Los misterios de Laura”. Su postergación hasta el 2013 se debe a razones presupuestarias, pero sí que es cierto que la presencia de personajes como los Alcántara habría ayudado a mitigar un poco la caída libre. No obstante, una nueva serie, “Isabel” se ha coronado esta temporada como un nuevo estandarte de la ficción de TVE.
  4. Las telenovelas. Género explotado por TVE durante sus sobremesas desde hace siglos, el público se está escapando cada vez más hacia ofertas similares de canales privados como Nova (con telenovelas sudamericanas estrenadas hace años en La 1 y que están elevando a máximos históricos a la cadena) o Antena 3 (con “Bandolera” y “El secreto de Puente Viejo”, que han ayudado a levantar la que fue durante años la franja maldita del canal de Planeta). Precisamente Antena 3 estrenará en enero el spin off de “Amar en tiempos revueltos”, después del fin de esta en La 1 y que podría afectar (de hecho ya lo está haciendo) a la franja de sobremesa del canal público.
  5. Pocas novedades en prime time. Sería interesante proponer a TVE que hagan, por ejemplo, un “Españoles en el mundo” para cada estación del año, al igual que hicieron durante años con el “Corazón” del mediodía. Está claro que en TVE quieren amortizar los gastos que supone la realización de sus divulgativos, lo cual es una medida de ahorro correcta que, en contrapartida, propicia un desgaste de los niveles de audiencia. Un tiempo de barbecho para estos programas no vendría nada mal.
  6. Otras propuestas que nunca llegaron a destacar, como son “Clásicos de La 1”, “El debate de La 1” (estos de La 1 son unos cracks poniéndoles nombres a sus programas…), “Versión española”, los partidos de la ACB y las ofertas matinales del fin de semana.
La crisis de La 1 se extiende al resto del grupo RTVE, especialmente a La 2 y Teledeporte


En definitiva, La 1 padece una serie de debilidades en su programación que la han llevado a bajar hasta la tercera posición en la clasificación de cadenas más vistas y a ser una opción a tener en cuenta en prime time solamente los lunes, los domingos y aquellos martes en los que se disputa un partido de la Liga de Campeones. Esta situación de crisis se ha extendido a otros canales del grupo RTVE, como La 2, que en noviembre también anotó mínimo histórico mensual de audiencia, o Teledeporte, que sin Juegos Olímpicos es como si no existiese para los espectadores. Hoy mismo Leopoldo González-Echenique, presidente de RTVE, ha catalogado de "normal" este decrecimiento generalizado en la radio y televisión pública. Lo que está claro es que ahora mismo La 1 tiene una serie de carencias que no deberían existir en la programación de un canal generalista y de servicio público como La 1.