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miércoles, 12 de junio de 2013

AUDIENCIA PÚBLICA Y LOS ECOS DE GRECIA


En las últimas horas la ciudadanía griega ha asistido al cierre de la Ellinikí Radiofonía Tileórasi (ERT), su radiotelevisión pública. Una noticia que cogió a todo el mundo de sorpresa a pesar de que todos sabemos la delicada situación económica que está atravesando el país heleno. Atrás quedan nada más y nada menos que 75 años de existencia que a buen seguro han generado un tesoro audiovisual sobre la historia de Grecia desde 1938.

No obstante, en las últimas horas de vida de la ERT el portavoz del Gobierno griego, Simos Kedikoglu, prometía la creación cuanto antes de una nueva empresa pública moderna, más eficiente y con menos plantilla. No dudo de las intenciones de los gobernantes griegos, pero sus promesas quedan en segundo plano ante la celeridad y la brusquedad del final de su radiotelevisión pública. Desde luego no han sido las formas.

Trasladando la cuestión a España, me surge el siguiente dilema: ¿podría pasar lo mismo con RTVE?


Mucho se ha hablado en los últimos tiempos acerca del déficit del ente público español, de los sueldos de sus trabajadores (caras visibles incluidas), de cuánto nos cuesta a los ciudadanos mantenerlo e incluso de la posibilidad de que vuelva la publicidad a TVE para superar el actual bache económico. Todo ello, unido al deterioro de la imagen de los programas informativos y al final o aplazamiento de ciertos programas de alto coste, han llevado a La 1, el estandarte de TVE, a sus peores niveles históricos de audiencia. Y por supuesto, este es un debate presente también en torno a los canales autonómicos.

Una de las posibles soluciones que se han planteado durante estos meses es la privatización de aquellos canales públicos que no sean capaces de subsistir como empresas públicas. En este sentido, la televisión murciana (7RM) fue privatizada en agosto de 2012 sólo seis años después de su fundación como televisión pública. También se rumorea o ha rumoreado sobre la futura privatización de Telemadrid o Televisión Canaria. De momento sobre TVE no hay más que quizás las opiniones a favor de una parte de la audiencia, pero nada oficial.

Otra de las vías de escape para el actual colapso económico de TVE podría ser la racionalización o reestructuración de canales. Se trata de una vía aplicada en los últimos meses en algunas de las corporaciones autonómicas. En Cataluña el 1 de octubre de 2012 el canal juvenil 3XL echaba el cierre y El 33, el canal cultural de Televisió de Catalunya, pasaba a emitir únicamente en las franjas de prime time, late night y madrugada, compartiendo su frecuencia con el canal infantil Super3, que sólo emite en el day time. Ese mismo día en Andalucía se reconvirtió Canal Sur 2 en una cadena que emite lo mismo que Canal Sur 1 pero con subtítulos y lenguaje de signos. Y en Televisión Canaria directamente se optó por cerrar el segundo canal el 31 de julio de 2012.

A esta última vía ya recurrió TVE cuando las alarmas todavía no se habían disparado. Cultural·es, un canal ideado para la TDT, fue abortado antes de que el sistema de transmisión terrestre llegase a toda España. La razón: “ajustarse a los tiempos económicos”. De modo que la programación diseñada para Cultural·es se trasladó a La 2, que se erigió todavía más como el canal cultural de TVE.

Hoy en día no resulta extraño oír o leer ciertos comentarios sobre la escasa necesidad de los canales públicos: “¿La 2? ¿Pero todavía existe?”, “¿Para qué sirve Teledeporte más que para los Juegos Olímpicos una vez cada cuatro años?”, “¿Y para qué se quiere Clan si ya hay otros canales infantiles?”. Los bajos niveles de audiencia de las cadenas que acabo de citar, junto con el coste que supone para el ciudadano mantenerlas, son el principal argumento de quién realiza estas preguntas al aire. Se trata de una postura que incluso defienden personajes de la esfera política española a raíz de la nefasta gestión de algunas de las televisiones autonómicas, gestión que de un modo más o menos directo recayó sobre ellos mismos o sobre colegas suyos.

Incluso hay quienes ponen en duda la validez de La 1 como canal público, justificando que ya existen multitud de canales privados que cumplen sus mismas funciones. En parte no les falta razón, pero la existencia de un ente público es (o debería ser) una garantía de calidad, de esa calidad que en múltiples ocasiones brilla por su ausencia en las cadenas privadas. Muchos parecen olvidar además la función de servicio público que ofrece (o debería ofrecer) TVE, ya no sólo en La 1 sino también en sus canales minoritarios, esos canales tan denostados (La 2, Teledeporte y el 24 Horas) y únicos por su contenido en la televisión en abierto en España.
No me imagino la televisión sin los canales públicos de TVE. E incluso sin mi canal autonómico público, la TVG. Espero que nunca lleguemos al extremo al que se ha llegado en Grecia. Lógicamente se podrían recortar gastos haciendo desaparecer nuestra radiotelevisión pública (la española y la autonómica) porque, la televisión, aunque da de comer a muchas más familias que las que parece, no es tan importante como mantener nuestra sanidad pública, nuestro sistema de pensiones o nuestro sistema educativo. Pero aun así el ciudadano debería hacer un esfuerzo y aportar su pequeño granito de arena monetario para sostener el sistema de medios de comunicación públicos. A modo de “compensación”, el ciudadano debe exigir unos parámetros de calidad en la programación de las cadenas públicas (esto también incluye atenuar lo máximo posible la manipulación informativa que tanto se está denunciando últimamente en TVE), así como exigir transparencia en la gestión y en la elección de los responsables de la radio y televisión para, de alguna manera, garantizar que los medios de comunicación públicos no sean los medios de propaganda del gobierno de turno, sino unos medios para la ciudadanía. Una radio y una televisión que echen mano del ingenio y la creatividad para ofrecer una programación atractiva y de calidad a menor coste que los medios privados.

martes, 8 de enero de 2013

AUDIENCIA PACIENTE




En los últimos días han vuelto a nuestras pantallas dos de las series más importantes que hay actualmente en España: Cuéntame cómo pasó y Gran Reserva. Sus seguidores han tenido que esperar algo más de la cuenta para ver las nuevas vicisitudes de los Alcántara, los Cortázar y los Reverte, y ante tanto tiempo de espera no se sabía si la audiencia respondería igual de bien que en las anteriores temporadas. 

Hasta no hace tanto tiempo las cadenas españolas se caracterizaban por estrenar cuanto antes las nuevas temporadas. Sin embargo, ahora se tarda en hacer esto un año o incluso más. ¿Qué ha pasado?

En la mayor parte de los casos esto atiende a razones presupuestarias, a un ahorro de costes, de modo que las televisiones invierten una menor cantidad de dinero por ejercicio presupuestario para sus series de ficción, que son productos ya de por sí caros. Esto trae consecuencias para el espectador: este se ve obligado a esperar más tiempo del que desearía para ver los nuevos episodios de su serie favorita. Esto, a su vez, puede tener dos resultados para la cadena: o bien que el espectador espere pacientemente y se vuelva a enganchar o bien que el espectador se harte de que las cadenas lo manejen a su antojo. 
 
¿Cómo ha respondido la audiencia a la vuelta de estas dos series?




Cuéntame cómo pasó (La 1)

El 2 de febrero de 2012 la serie estatal más longeva en emisión despidió su decimotercera temporada ante 5.361.000 espectadores, lo que se tradujo en un 26’5% de cuota de pantalla. 11 meses después, el pasado 3 de enero inició su temporada número 14 con un 19’2% de share y 3.861.000 personas ante el televisor, buen dato si tenemos en cuenta que se trataba de un capítulo especial. Es pronto para determinar si la nueva temporada será un éxito, aunque todo parece indicar que sí.





Gran Reserva (La 1)

El 23 de junio de 2011 se cerraba la segunda temporada de “Gran Reserva” con un buen 19’8% de share y 2.816.000 espectadores de media, mínimo histórico de la serie. Ayer (año y medio después) el estreno de la tercera temporada subió ligeramente en televidentes (2.907.000), pero bajó considerablemente en términos porcentuales (un 14,6% de cuota de pantalla). Las próximas semanas serán cruciales para determinar si la nueva temporada es un éxito o un fracaso. Por lo de pronto, la competencia será dura: "La que se avecina" en Telecinco y "Tu cara me suena" en Antena 3, ambos en su recta final.





En general, yo me inclino a pensar que hacer esperar demasiado al espectador no es bueno para la rentabilidad del producto en términos de audiencia (probablemente lo que ocurra con “Gran Reserva”), ya que, entre otras cosas, se corre el riesgo de que la propia audiencia se olvide de las tramas de la anterior temporada; por tanto, se pueden perder espectadores. No obstante, otros casos como el de “Cuéntame cómo pasó” hacen pensar que la fidelidad de la audiencia a un producto es más fuerte que la espera. En los últimos tiempos hemos comprobado esto con varias series:



Los misterios de Laura (La 1)

Lo de esta serie sí que es un misterio. La primera temporada fue paralizada en pleno rodaje ya que no convencía a TVE, pero aun así la cadena pública lanzó los únicos 6 episodios que se habían grabado como relleno veraniego. “Los misterios de Laura” se convirtió en la sorpresa estival del 2009 al marcar un 16% de cuota de pantalla. Hubo que esperar casi dos años (hasta abril del 2011) para ver nuevos episodios. La segunda temporada, contra todo pronóstico, mejoró a la anterior con un 16,6% de cuota de pantalla y casi un millón de espectadores más (3.103.000). Ahora mismo los seguidores de Laura Lebrel se ven obligados a esperar de nuevo por una prometida tercera temporada, que se estrenará muy probablemente en la primavera o el verano de 2013.





Matalobos (TVG)

Esta serie gallega, considerada por muchos serie de culto y que en su primera temporada llegó a sobrepasar el 30% de cuota de pantalla, también hizo esperar 15 meses a sus seguidores entre su segunda y tercera temporada. Durante ese período incluso se extendió el rumor de que la tercera temporada de “Matalobos” no vería la luz ya que la nueva directiva de la TVG supuestamente consideraba poco apropiados los contenidos y la temática de la serie. Al final, probablemente ante la presión de los seguidores de “Matalobos”, la TVG lanzó la nueva tanda de episodios en octubre de 2011 ante 176.000 espectadores y un 15,5% de cuota de pantalla, 4,5 puntos menos que en la despedida de la segunda temporada. De todos modos, la tercera temporada conservó el número medio de televidentes de la segunda (183.000) y hoy y el próximo martes se emiten los últimos capítulos de la quinta temporada, que podrían ser los últimos de la historia de la serie.




La que se avecina (Telecinco)

Después de 6 temporadas, la secuela de “Aquí no hay quien viva” está más viva que nunca. Sus reposiciones un día sí y otro también en FDF la han convertido en un fenómeno juvenil que casi recuerda al de su predecesora. Entre reposición y reposición, Telecinco estrenó la sexta temporada de “La que se avecina” el 1 de octubre de 2012, en una noche de feroz competencia televisiva y 14 meses después del último capítulo de la quinta temporada. El resultado: 5.400.000 espectadores de media (máximo histórico) y un 27,1% de share. Con el avance de los capítulos la serie ha bajado un poquito el listón, pero en conjunto la sexta temporada promete ser la más seguida a falta de 3 capítulos para su conclusión.




Por desgracia para la audiencia, las nuevas temporadas de algunas series de éxito permanecen hoy en la recámara. Es el caso de “Águila roja”, la serie más exitosa de los últimos años, que acabó su cuarta temporada hace justo un año reuniendo a más de 6 millones de espectadores (más de un 30% de share). También es el caso de “Tierra de lobos”, cuya segunda temporada finalizó en diciembre de 2011 y todavía no se sabe a ciencia cierta cuándo podremos ver nuevos episodios. Otros ejemplos son la ya mencionada “Los misterios de Laura” y además “14 de abril: la República”, que cerró su primera y hasta el momento única temporada en abril de 2011 ante más de 3 millones y medio de espectadores (18,2% de cuota de pantalla).


Por tanto, un gran tiempo de espera entre temporada y temporada no supone necesariamente el fin de las series. No obstante, me parece una práctica muy poco considerada con el espectador, que aún por encima de mantenerse fiel al producto de ficción de una cadena, tiene que soportar los vaivenes de la cadena ya no sólo con respecto a la fecha de estreno de nuevas temporadas, sino también al día y a la hora de emisión. Sólo nos quedará quejarnos... y ser pacientes.




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jueves, 27 de diciembre de 2012

AUDIENCIA NAVIDEÑA




Como todo el mundo sabe, la Navidad ha llegado. Por si esto fuera poco, la programación habitual de las cadenas de televisión se altera: se paraliza la emisión de las series y programas que podíamos ver en las semanas anteriores y sus últimos capítulos de la temporada se reservan para el mes de enero. Está claro que los programadores están empeñados en dejarnos con las ganas de más y no nos queda más remedio que tragarnos la programación especial que nos ponen en Navidad. ¿Cuál es esta programación?
 

Lo de programación “especial” es un decir porque de una Navidad a otra no hay gran variedad. Lo que sí es cierto es que las cadenas apuestan por formatos casi inéditos en el resto del año como son los conciertos de estrellas de la música o programas de variedades al más puro estilo “Noche de fiesta”. Lamentablemente también es una época de programas enlatados y de relleno que aportan poco más que un rato de distracción. Bueno, los trabajadores de las teles también tienen derecho a estar unos diítas con su familia.


No obstante, es “normal” hasta cierto punto que la programación navideña sea la que es: la Navidad es una época para reunirse con la familia, charlar al lado de la chimenea (con cuidado, eso sí, no vaya a ser que se asome Papá Noel), comer hasta hartarse tanto que necesitas una talla más de pantalón… Es decir, en Navidad (especialmente en Nochebuena y Fin de Año) se le presta menos atención a la televisión. 


Llegados a este punto la pregunta del millón es: ¿cómo responde la audiencia a la oferta “especial” de las cadenas? En esto tampoco hay mucho que decir: La 1 siempre gana, al menos en Nochebuena y Fin de Año. La 1 en Navidad es como el Barça en el resto del año: normalmente juega bien y si el partido se le pone complicado, acaba apareciendo un Messi que le resuelve el partido (que me perdonen los del Madrid). 


Analicemos la programación y las audiencias de las 6 principales cadenas en 2011 y 2012.



La 1

Esta Nochebuena la pública optó por decorar su canal estrella con música, primero a modo amateur con algunos de sus rostros representativos cantando en plan karaoke en una mezcla de “Furor” y “Telepasión”, y luego con figuras serias del pop español como son Miguel Bosé y Alejandro Sanz. Todas estas ofertas fueron líderes en el prime time con medias en torno al 20%. Ya en pleno late night La 1 nos ofreció un especial sobre Michael Bublé con peor rendimiento de audiencia, pero que le dio un toque musical más variado a la noche.


Si nos fijamos en la programación del año anterior, la fórmula era la misma aunque con diferentes anfitriones: Josema Yuste con el espacio de humor “Nochegüena News” y sendos especiales de Sergio Dalma, Ana Belén y David Bisbal. La combinación resultó ligeramente mejor en términos de cuota de pantalla, que van desde el 24’1% anotado por Dalma al 15’4% de “ricitos de oro”. 


En cualquier caso, La 1 fue y es líder.



La 2

Si durante todo el año La 2 se caracteriza por ofrecer una programación diferente a las demás cadenas “de toda la vida”, en Nochebuena no podía ser menos. Este año optaron por tirar de hemeroteca y ofrecer un documental sobre la celebración navideña en los más de 50 años de historia de TVE. Consiguió un 1’4% de cuota de pantalla. Luego, retransmitieron desde el Vaticano la tradicional Misa del Gallo, que en esta ocasión fue seguida por un 1’1% de la gente con audímetro, y acabaron la noche con un film de temática navideña, “La Bûche”, que anotó un regular 2’2%.


Si los datos anteriores parecen poca cosa, menos parecen los datos de la Nochebuena de 2011. Hace un año La 2 ofreció un especial sobre magia a cargo de los hermanos Abbozzi que sólo anotó un 1’1%. La Misa del Gallo no llegó al 1% (0’9%) y los documentales de “La noche temática” promediaron un 1’5%, dato no muy lejano de los datos que alcanza cualquier sábado del año. 


La 2, también en Nochebuena, es un canal de minorías.



Antena 3

La primera parte de la noche la protagonizaron tanto en 2011 como en 2012 los muñecos amarillos que llevan años cosechando éxitos en la cadena de Planeta. “Los Simpson” promediaron en ambas ocasiones sobre un 10% de share con una tendencia descendiente a lo largo de la noche. Datos parecidos cosecharon las ofertas del canal en 2011: “El hormiguero: Save Christmas” y un recopilatorio de la primera y exitosa edición de “Tu cara me suena”. La cosa no varió mucho esta Navidad: Antena 3 optó de nuevo por recopilatorios de programas de la casa aunque, eso sí, con datos ligeramente superiores a altas horas de la noche.


En resumen, Antena 3 en Nochebuena es sinónimo de costes mínimos.



Cuatro

El prime time de Cuatro en la última Nochebuena fue la película de animación “Cars”, que anotó poco más de un 5% de cuota de pantalla, un dato ligeramente inferior al de la media del canal. El resto de la noche la ocuparon dos films (estos ya protagonizados por personajes de carne y hueso) con datos bastante similares.


Si hay que destacar alguna diferencia entre la Nochebuena del 2011 y la del 2012 en este canal es el mayor tiempo que se le dedicó a la animación y los mejores datos que esa estrategia le otorgó en aquella ocasión, con cuotas que van desde el 5’4% del cortometraje “Ice Age: Navidades Heladas” hasta el 9’6% del film animado “La edad de hielo”. 


Podemos concluir que en 2012 Cuatro se equivocó.



Telecinco

Paz Padilla y Navidad ya son una tradición en Telecinco. La cómica gaditana y el hijo del mítico Joaquín Prat se encargan desde la Nochebuena de 2009 de amenizarnos tan señalada noche con una gala producida por José Luis Moreno al más puro estilo “Noche de fiesta”. La cadena de Mediaset no puede quejarse de los resultados (un 15’9% en 2012 y un 16’2% en 2011), que le permiten alcanzar la segunda plaza y acechar a La 1. 


A pesar de la ranciedad, “La noche en Paz” cumple su objetivo de ofrecer una alternativa fuerte que capta a buena parte de la audiencia.



laSexta

En 2011 la cadena verde obtuvo datos propios de La 2 (2’2% y 3’6%) con una programación… digamos que alternativa a lo que se suele ver en Nochebuena: películas. De este modo, Antena 3 (propietaria de laSexta en esta Nochebuena) aplicó la misma estrategia de ofrecer recopilaciones de programas de éxito. Y eligió nada más ni nada menos que “El intermedio”, que está viviendo la mejor época de sus 6 años de historia. 


Reconozco que, antes de saber el dato de audiencia que alcanzó esta edición especial del espacio del Gran Wyoming, pensaba que se estrellaría, ya que en Nochebuena no apetece recordar las noticias (bastante malas, por cierto) que nos deja este 2012. Sin embargo, los programadores acertaron de pleno, ya que el especial de humor se alzó con el beneplácito de un 7’3% de la audiencia (dato inferior a lo que es habitual en “El intermedio”, pero no está nada mal). A continuación, la película “Tierra de dragones” llegó al 5’1%, entrando en competencia directa con Cuatro. 


Por tanto, laSexta es una de las ganadoras en esta Nochebuena.




¿Y qué pasa con el Rey?

Este año, al igual que en 2011, las cadenas han emitido el tradicional mensaje del Rey Juan Carlos excepto Cuatro (que opta por ofrecer su informativo deportivo con escaso éxito) y las cadenas temáticas de TDT, que van a su bola. En esta ocasión única en la que los principales canales se ponen de acuerdo para emitir lo mismo, ¿quién obtiene más audiencia? Como no, La 1. 

Este año en la principal cadena pública el mensaje del monarca alcanzó un 18’1%, nada más y nada menos que 7’4% puntos menos que en la Nochebuena de 2011. Antena 3 fue segunda opción con un 13’9%, 4 puntos por encima de los datos de hace un año. Telecinco, en los 15 minutos de duración del discurso, se quedó con la tercera plaza a pesar de subir a un 12’8%. También subió laSexta, que llegó al 5’5%, mientras que La 2 anotó un paupérrimo 0’9%. En conjunto, el discurso del Rey de esta Nochebuena sumó un 64’4% (teniendo en cuenta también los datos de las cadenas autonómicas que emitieron el mensaje) y 6.921.000 espectadores, el peor dato de su historia.




La Nochebuena no se caracteriza por la innovación televisiva. En “esta noche tan señalada” (léase al estilo Juan Carlos) las cadenas de televisión ofrecen programación pre-editada y sin grandes pretensiones. 

Dicho esto, si has llegado hasta aquí después de leer todo este tocho (cosa que te agradezco enormemente), no me queda más que desearte una FELIZ NAVIDAD y un PRÓSPERO AÑO NUEVO que te permita seguir visitando este blog ;)



sábado, 22 de diciembre de 2012

AUDIENCIA PÚBLICA A LA DERIVA (2ª parte)


En la anterior entrada hablaba sobre la crisis de audiencia de La 1 de TVE. Después de analizar la situación, llegué a la conclusión de que la cadena pública tiene una serie de debilidades y carencias que no debería tener un canal de sus características. ¿A qué nos estamos refiriendo exactamente? 

La 1 es un canal generalista que tiene que llegar a las grandes masas de audiencia. Por tanto, tiene la “obligación” de llegar a todo tipo de públicos, desde los mayores hasta los más pequeños, y ofreciendo una programación que sea capaz de competir de tú a tú con la de los principales canales privados (sí, he utilizado la palabra “competir” a pesar de que a TVE, desde que no emite anuncios, ya no le toca ningún trozo de la tarta de los ingresos publicitarios). A la vez La 1 debe cumplir una función de servicio público, lo cual supone ofrecer una programación con un mínimo de calidad y que respete ciertos valores. Pienso que La 1, sin esa “obligación social” no tendría gran razón de ser, de la misma forma que pienso que es necesaria una cadena pública estatal que tenga fuerza y que sea garantía de calidad.

De aquí parte mi interés por analizar los puntos débiles que tiene la programación de La 1 y ofrecer algunas propuestas para mejorarla. No trato de analizar todas las carencias de TVE (podríamos hablar, por ejemplo, de la grave situación económica en la que está envuelta), sino de las carencias de su parrilla de programación, que hacen que La 1 no cumpla el objetivo de dirigirse a todos los públicos.



1. Concursos

Es un género muy clásico, en consonancia con el carácter de La 1, y extrañamente no existe en su actual parrilla de programación. La última experiencia en este género fue aquel “¿Conoces España?” de Ramontxu, que se despidió el pasado 1 de junio de las tardes de la tele pública tras 18 emisiones con un pobre 6’4% de audiencia media. Se trataba de un quiz show; es decir, un concurso tradicional de preguntas y respuestas sobre cuestiones culturales acerca de España; una mecánica, por lo tanto, sencilla que además cumple la función de servicio público.

Precisamente esta sencillez (excesiva desde mi punto de vista) pudo haber sido su condena: los concursos de hoy en día, en general, requieren un componente extra de vistosidad, de espectáculo (aunque siempre hay excepciones; véase “Saber y ganar”). Hablando de “Saber y ganar”, una posible solución para esta ausencia de concursos en La 1 podría ser traspasarlo al canal principal de TVE. Yo en absoluto aplicaría esta estrategia, ya que no sería otra cosa que “vestir un santo para desvestir otro”. 

En definitiva, desde el blog AUDIENCIA EFÍMERA abogo por la vuelta de los concursos a La 1, al menos, en las tardes. Eso sí, abogo por un programa que complemente su función de servicio público con una dosis de originalidad e innovación, como lo hizo en su día "Identity" o "El rival más débil". ¡Ay, qué recuerdos viendo “El rival más débil” mientras  merendaba un bocata de nocilla!



2. Reality shows

En los últimos años, el concepto reality estaba tremendamente denostado ya que lo identificábamos con programas como “Gran Hermano” y sucedáneos. No fue hasta la llegada de Cuatro y laSexta cuando se invirtió esta tendencia, demostrando que el concepto reality (bajo el nombre de coach) podía tener un fin educativo más allá de la pura recreación.

Esta es la vía por la que podría tirar La 1. De hecho, en los últimos meses hemos asistido al estreno de un reality en La 2 (¡sí, en La 2!), “Convive”, destinado a fomentar en las parejas una mayor conciliación a la hora de afrontar las tareas del hogar. La idea de “Convive” me parece buena, aunque dudo que el resultado final encajara en La 1. Pero lo dicho, creo que la principal cadena pública debería tirar por ahí, encontrar un tema con gancho y tratarlo de una manera llamativa. Y si puede incluir un componente de aprendizaje que el propio espectador pueda llevar a la práctica, mejor. Se podría probar suerte, por ejemplo, con un programa con el que los espectadores aprendan un idioma a la vez que los protagonistas del reality lo hacen.

 

3. Talent shows


Se podría considerar una hibridación del concurso y el reality e históricamente ha dado algunas alegrías a La 1. Sin embargo, hoy en día el ente público no cuenta con ningún programa de estas características, en parte por lo económicamente inviable que le resultaría afrontarlo, pero opino que ahora mismo La 1 necesita un show de referencia. Aún por encima el contexto televisivo es bueno: tras un pequeño estancamiento parece que el talent está resurgiendo de sus cenizas con el éxito de “Tu cara me suena” (Antena 3), “La voz” o “Tú sí que vales” (Telecinco).

Podría ponerse en duda la función del omnipresente concepto de servicio público que ofrecería un talent show en La 1. Creo que habría que conjugarlo con el espectáculo, y programas como “Mira quién baila” o “Tu cara me suena” lo consiguen: no sólo ofrecen espectáculo, diversión, entretenimiento…, sino que además los premios de los concursantes van destinados a lo que se podría denominar “causas justas”.



4. Programas de variedades


Lejos quedan ya programas como “Noche de fiesta” (aunque con la crisis que tiene La 1 no me extrañaría que lo sacaran del baúl de los recuerdos). Hay que reconocer que este programa aportaba un toque de show, que es lo que le falta a La 1.

Eso sí, hay que tener en cuenta que el medio televisivo y los espectadores han cambiado mucho desde “Noche de fiesta” y el género de las variedades ha desaparecido casi por completo (quedan raras excepciones como “Luar” en la TVG). Podría apostarse por una revitalización de este género, adaptado, claro está, a los nuevos tiempos. Incluso se podría apostar por una fusión de talent show con los programas de variedades clásicos. En "Tú sí que vales" funcionó...



5. Programas de humor

Están bastante vinculados a las variedades, aunque también se ha visto muchas veces que pueden subsistir en solitario (Martes y Trece, Los Morancos o Cruz y Raya han tenido sus propios programas). En los últimos años fue José Mota quien se encargó del humor en La 1, aunque desde el final de su programa hace ya casi un año la principal cadena pública se ha quedado un poco huérfana en este género.

Por tanto, hace falta algún espacio para el humor. Podría ser de una forma “tradicional” como la de José Mota o a través de fórmulas más arriesgadas. Entre estas incluyo los programas de monólogos tipo “El club de la comedia”, los concursos que buscan al mejor humorista (algo que La 1 ya probó sin éxito hace varios años con “El rey de la comedia”), la sátira a políticos y deportistas (tipo “Polònia” y “Crackòvia” de TV3), la sátira a los profesionales de la televisión (como “APM?” o el histórico “Homo zapping”) o un show de late night al estilo norteamericano. Otra opción sin duda más económica es el humor nostálgico del espacio “¡Cómo nos reímos!”, que en su primera emisión el pasado 8 de diciembre consiguió un gran 5’4% en La 2.


6. Entrevistas

No le vendría nada mal a La 1 un programa de referencia comandado por un periodista de reconocido prestigio, más allá de "Los desayunos de TVE". Realmente no hace mucho que el ente público lo intentó con Julia Otero y su “Entrevistaa la carta”, que en sus 8 emisiones promedió un desesperanzador 7’9%. Quizás estaría bien buscarle una salida a través de una nueva vuelta de tuerca que llame la atención del espectador.

Otra posible vía sería algo que he comentado en el apartado anterior: un programa de late night que combine humor y entrevistas, al estilo Buenafuente.



7. Musicales

Los programas musicales clásicos están en coma y los talent shows cubren de alguna forma su hueco en la televisión de hoy en día. No obstante, se echan en falta programas con actuaciones en directo de cantantes tanto consolidados como amateur en La 1 (o incluso en La 2). Antaño este fue un género muy cultivado con programas como “Aplauso”, “Popgrama”, “La edad de oro”…, y más recientemente “Música sí” o “No disparen al pianista”. Esta sería una buena ocasión, además, para llegar a un público más juvenil y dar cabida a nuevos géneros y artistas hasta ahora bastante minorizados… Y quien sabe si para paliar la crisis que padece desde años la industria musical. ¿Por qué no intentarlo?


8. Series extranjeras

Por supuesto algo que no debería faltar en La 1 son series extranjeras. No voy a entrar en qué tipo de series, si comedias, si dramas…, pero sí algo más que telenovelas sudamericanas para las tardes. TVE, al abordar la tematización de sus canales hace varios años, se decantó por eliminar las series extranjeras ya no sólo de La 1 sino incluso de La 2 para aparcarlas casi de modo residual en Clan. Una medida extraña y, si se me permite, absurda que debería ser subsanada.


Algunas de las series extranjeras emitidas hace años en el prime time de La 1

Partiendo de lo expuesto, se podría decir que La 1 debería ofrecer un abanico más amplio de programas en el que se dé cabida a la innovación, la originalidad, la vanguardia… sin perder de vista el papel de entretenimiento familiar y la función de servicio público que ha procurado siempre. Con ello, La 1 se convertiría de verdad en una cadena dirigida no sólo a los adultos y a los mayores, sino también a un público adolescente y juvenil al que ahora mismo tiene bastante abandonado. Está claro que son tareas difíciles dadas las actuales dificultades económicas del ente público, pero querer es poder.